Después de dos semanas convulsas en el plano deportivo, la Balona sumó el sábado en Linares un punto que, más allá del valor numérico que aporta a la clasificación, sirve para devolver la estabilidad al equipo, que no encajó goles en la vuelta de Nacho Miras a la portería.
La expulsión, por el penalti cometido por el propio portero, ante el Villarreal B, abrió una brecha en el rendimiento defensivo del equipo linense. La peor parte se la llevó su relevo, Mateusz Kania, que encajó los dos tantos del filial castellonense y, en Andorra, los siete goles que los del Principado endosaron a los linenses en el nevado Estadi Nacional.
Sin embargo, el regreso de Nacho Miras ha coincidido con la vuelta del cerrojo a la meta albinegra. Es la séptima vez que el ubetense mantiene la portería a cero en un partido liguero de esta temporada.
Los once goles que ha encajado en quince partidos, catorce completos y el ya citado ante el Villarreal B, en el que estuvo 56 minutos en el campo hasta que llegó la jugada del penalti.
Esos números le dan un promedio de 0,73 goles encajados por partido, el portero menos goleado del grupo II de Primera RFEF, por delante de Manu García, del Nástic, con doce goles en quince partidos (0,8), ambos todavía lejos de Ian Mackay, guardameta del Deportivo de A Coruña