Se dice que existe un proverbio chino según el cual “el leve aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del planeta”. En recuerdo del mismo se conocería como “efecto mariposa” una acción que puede desencadenar una serie de acontecimientos o situaciones de una magnitud tal que no parezca corresponderse con el elemento inicial que la activó.
El reciente acuerdo de la Liga del Fútbol Profesional con el fondo de inversión CVC por el que éste inyectará a los clubes unos 1.990 millones de euros a cambio del valor del 9% de los derechos audiovisuales que genere la competición en los próximos 50 años va a desencadenar un efecto mariposa sobre la ya degradada avenida de La Palmera y el barrio de Heliópolis al acabar activando un antiguo convenio urbanístico al socaire del PGOU de Monteseirín.
La sociedad anónima deportiva (es decir, una empresa privada con ánimo de lucro, por mucho que se la camufle o presente como un mero club deportivo) llamada Real Betis Balompié recibirá del orden de 95 millones de euros del fondo CVC (a salvo de lo que pueda ocurrir en los Tribunales tras la anunciada impugnación del acuerdo por el Real Madrid, el F.C. Barcelona y el Athletic Club de Bilbao), de los que unos 70 millones deberá destinarlos a mejora de sus infraestructuras.
En la Junta de Accionistas de la entidad, que se celebró el 16 de noviembre de 2021, su presidente, Ángel Haro, ya dejó entrever que con ese dinero se tratará de terminar la remodelación del estadio Benito Villamarín, al que del proyecto diseñado en su día por el desaparecido arquitecto Antonio González Cordón sólo le falta la nueva grada de Preferencia y la visera.
Un pelotazo de 60 millones
Y la conclusión de la remodelación del estadio es la condición “sine qua non” para activar el convenio urbanístico que al amparo del PGOU proyectado y redactado durante el mandato del socialista e hincha bético Alfredo Sánchez Monteseirín firmó el gobierno de este último con el entonces presidente del Betis, Manuel Ruiz de Lopera.
Según estimaciones de los técnicos de la Gerencia de Urbanismo recogidas por los medios de comunicación, este convenio permitiría a la S.A.D. bética dar un “pelotazo” de entre 60 y 70 millones de euros de aquella época (años 2003 a 2008) a cambio de unas obligaciones/cesiones mínimas. Se trataba, pues, y se sigue tratando de un regalo del dadivoso Monteseirín a costa del patrimonio de suelo de los sevillanos.
Como suele ocurrir en este tipo de casos, había que construir un “relato”, envolver con celofán el regalo urbanístico para tratar de justificarlo y de que lo digiriera la adormecida y pasiva sociedad sevillana, la mitad de la cual piensa antes como fan del Betis que en clave ciudadana (la otra mitad piensa como hincha del Sevilla F.C.). Esta dualidad, en que se antepone la pasión y rivalidad futboleras a la razón cívica, es la que jugó -y sigue jugando- en favor de los propósitos del Ayuntamiento y de las sociedades anónimas deportivas (no hay que confundirlas con clubes de fútbol a la antigua usanza, que ya pasaron a la historia), tanto el Sevilla F.C. como, en el caso que nos ocupa, el Real Betis Balompié.
La parcela municipal
Como es evidente, entre la fachada Oeste del estadio Benito Villamarín y los chalecitos de Heliópolis, en la calle Doctor Fleming existe una gran parcela de titularidad municipal y de 8.308 m2 de superficie (casi una hectárea) que estaba calificada en el PGOU de Manuel Del Valle como “espacios libres”.
En urbanismo se entiende por espacios libres los terrenos destinados al ocio, juegos, parques y jardines, zonas peatonales de tránsito y estancia y, en general, áreas de esparcimiento público o privado, así como zonas ajardinadas en ámbitos sin edificación.
Sin embargo, en esa parcela municipal colindante con el estadio bético no se recuerda que el Ayuntamiento haya plantado jardín alguno o creado un área de juegos y de esparcimiento pese a la vecindad de los colegios Claret y Nuestra Señora de las Mercedes (Fundación Educativa Doctrina Cristiana) y sus centenares de alumnos. Al contrario, ha consentido que “de facto” esos terrenos funcionen como un aparcamiento al aire libre al servicio del Betis y de sus aficionados, especialmente en los días de partido de fútbol.
Verborrea tecnocrática
El 22 de diciembre de 2003, aludiendo al nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) en ciernes, el gobierno de Monteseirín firmó con Lopera un convenio urbanístico por el que se incorporaba a “una edificación unitaria” la parcela del estadio, que ocupa una superficie de 34.950 m2, y la municipal de los 8.308 m2 con -atención a la verborrea tecnocrática para tratar de justificar la operación- el objetivo de: “culminar la ejecución de un equipamiento deportivo de primer nivel, además de introducir en la edificación otras actividades que doten de centralidad al área, tales como el hotelero representativo que cree una oferta hotelera innovadora y diversificada, las oficinas modernas (“Smart building”), el comercial de alto nivel y el equipamiento de carácter público, a la vez que mejorar la dotación de aparcamientos y las condiciones de urbanización. Todo ello intentando encontrar sus modelos actuales de expresión arquitectónica y de posición espacial”.
El argumento principal carece de sentido, ya que se habla de crear una oferta hotelera innovadora cuando a 115 metros del estadio existe desde las vísperas de la Expo-92 el hotel Al-Andalus, en su momento el tercero más grande de España y que tan sólo año y medio antes había sido modernizado y remodelado (con diseño de la firma sevillana Victorio&Lucchino) por un nueva cadena hotelera, la vasca Silken, la cual organizó (14 junio 2002) una ceremonia de re-inauguración ¡que presidió el propio Monteseirín!.
Segunda versión
El convenio-regalo al Betis de Lopera era tan escandaloso que el 4 de julio de 2008 el gobierno de Monteseirín se vio obligado a firmar una “adaptación” del mismo a las previsiones del nuevo PGOU, el cual había sido aprobado el 19 de julio de 2006.
Se introdujo una estipulación que por increíble que pudiera parecer no se había previsto en el anterior: la prohibición de la venta del suelo por parte de la sociedad anónima deportiva y garantías por parte de la misma de terminar la remodelación del estadio, aunque fuera por fases y empezando por el Gol Sur (ésta no se concluyó hasta agosto de 2017).
Sólo después de que se demuela el graderío de Preferencia y se construya el nuevo, lo que permitirá el dinero del fondo CVC por el acuerdo con la Liga, el Betis podrá solicitar al Ayuntamiento “la adquisición de los aprovechamientos lucrativos” previstos en el convenio urbanístico y avalado por el PGOU de Monteseirín.
Para el Betis
¿Y en qué consisten tales aprovechamientos? Tras unos cambios introducidos entre uno y otro convenio, Monteseirín le otorga graciosamente a la sociedad anónima deportiva bética lo siguiente:
-La denominada en su día Torre Betis: una torre de forma triangular y de 12 plantas de altura en la confluencia de la calle Padre García Tejero con la avenida de La Palmera, donde actualmente se erige el monumento a la afición verdiblanca y que supondrá el golpe de gracia a esta avenida, sumado a los ya dados merced al Plan General del antiguo alcalde socialista. Estas 12 plantas son tres más de las que se acordaron en el anteproyecto inicial por lo que la torre acabará superando en altura al voladizo del estadio. Albergará usos terciarios, tales como oficinas, comercios y/o hotel.
-Complejo Heliópolis sobre la parcela municipal en la calle Doctor Fleming: podría estar compuesto por tres edificios de nueve plantas de altura (similar a la del estadio) y con una edificabilidad total de 33.794 m2, equivalente a un tercio del cercano centro comercial Lagoh en Palmas Altas. Podrán destinarse a usos terciarios y equipamiento deportivo de uso privado.
-Aprovechamiento del subsuelo de titularidad privada, no computando su edificabilidad si se destinan a aparcamientos: en su día se habló de construir un estacionamiento subterráneo de al menos cuatro plantas y con 500 plazas de capacidad.
Para la ciudad
¿Qué gana la ciudad de Sevilla con este convenio? Según sus términos:
-El Betis construirá un equipamiento para uso público de 3.000 m2 en la parcela municipal de Doctor Fleming. En aquel entonces se dijo que podría destinarse a centro cívico para Heliópolis. A título comparativo, el proyecto de centro cívico para el vecino barrio de Los Bermejales, que fue presentado por el Ayuntamiento en marzo de 2020, tendrá 4.265,50 m2 y un coste estimado de 3,5 millones de euros. Por tanto, uno homólogo para Heliópolis y con 1.265 m2 menos podría costar 2,46 millones de euros.
-Y se deberá prever una plaza de uso público de no menos de 2.500 m2 en la parcela de 8.308 m2 hacia la calle Doctor Fleming, que podría construirse a una cota superior a la actual rasante del terreno.
El gobierno local presentó el convenio urbanístico con el Betis como una permuta. Según el Código Civil, en una permuta se sustituye el precio de adquisición de un bien por la entrega y transmisión de la propiedad de otro cuyo valor es similar.
Si, según la estimación de los técnicos de Gerencia, el Betis podría obtener con el convenio un lucro de entre 60 y 70 millones de euros y a cambio debe construir un centro cívico valorable en 2,46 millones y dejar un espacio público libre reducido a la tercera parte del actualmente existente, ¿dónde está el valor equivalente obtenido por la ciudad de Sevilla con el convenio de Monteseirín?