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Miércoles 27/11/2024
 
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Sevilla

¿Pelícanos cruzando Sevilla? Es más que probable

La Fundación Migres y la Autoridad Portuaria de Sevilla inician el estudio de la reintroducción de este ave en el río

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Los humedales para aves acuáticas creados en el estuario del Guadalquivir.

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Los humedales para aves acuáticas creados en el estuario del Guadalquivir.

Los humedales para aves acuáticas creados en el estuario del Guadalquivir.

Los humedales para aves acuáticas creados en el estuario del Guadalquivir.

Los humedales para aves acuáticas creados en el estuario del Guadalquivir.

  • En un año se sabrá si es viable y, si prospera, en tres o cuatro años tendríamos la primera colonia
  • Migres destaca la capacidad de “enganche” de estos proyectos y las visitas que genera
  • El Puerto enmarca la iniciativa en sus proyectos de creación de humedales usando los sedimentos del dragado de mantenimiento

¿Se imagina estar en la calle Betis y ver a un pelícano? Esta es la “estimulante” posibilidad en la que han comenzado a trabajar la Autoridad Portuaria de Sevilla y la Fundación Migres, aunque aún queda un año para que este sueño tenga visos de ser realidad y, si fructifica, “que tiene muchas papeletas”, en tres o cuatro años podríamos verlo, como ya se consiguió la reintroducción de otras aves en nuestro territorio, como el águila pescadora en Huelva y Cádiz, o el águila imperial también en la provincia gaditana.

El Pelícano Crestado es una de las aves europeas más en peligro de extinción, es de gran porte, impresiona y aunque es una especie “extremadamente tolerante a la presencia humana”, no es habitual que nidifiquen en nuestro territorio, aunque sí que se han detectado en los últimos años algún que otro pelícano en Veta la Palma, el Caño del Guadiamar o el Lucio de los Ansares. Pero hay posibilidades de reintroducirlo o al menos eso es lo que piensaN la Fundación Migres y la Autoridad Portuaria de Sevilla, que incluye la iniciativa dentro de sus proyectos de creación de humedales a partir de los sedimentos de los dragados de mantenimiento del canal de navegación del Guadalquivir.

“Hay condiciones para que el pelícano crestado pueda reintroducirse en el Bajo Guadalquivir, es una especie extremadamente tolerante a la presencia humana, es frecuente que estén en zonas urbanas o periurbanas, en principio el Bajo Guadalquivir es un lugar idóneo y es un magnífico indicador de la salud ambiental de la zona si se implanta”, relata Miguel Ferrer investigador de la Estación Biológica de Doñana-CSIC y responsable de este proyecto de reintroducción.

Aunque aclara que estamos en estos momentos en fase inicial, puesto que lo que se ha fijado para el proyecto es empezar el año de estudios que determinaría si el Bajo Guadalquivir es la zona idónea, dónde se realizaría la reintroducción y cómo se llevaría a cabo la suelta, Ferrer es muy optimista y parece ver ya algún que otro pelícano surcando el río como un atractivo más de Sevilla.

La gente se "engancha" cuando funcionan

Porque cuando este tipo proyectos consiguen resultados positivos, como la reintroducción del águila pescadora en Huelva o Cádiz, “se engancha a la gente, que está cansada ya de escuchar que una especie se extingue, y ve que podemos recuperarla, sirve para concienciar de que si queremos, podemos, es muy estimulante”, recalca, apuntando además que puede ser también un recurso económico gracias a las visitas que genera.

El proyecto, que si ve la luz dentro de un año tardaría entre tres y cuatro años en ofrecer resultados palpables, es decir, conseguir una colonia estable en la zona indicada, tiene un coste que “no es elevado”, asegura Ferrer, de 100.000 a 120.000 euros al año, apunta, un presupuesto que considera relativamente bajo en comparación con otras iniciativas ambientales que se llevan a cabo.

Según el Puerto de Sevilla, la elaboración del proyecto para la reintroducción de pelícano está alineada con la estrategia ambiental de la Autoridad Portuaria de Trabajar con la Naturaleza y tras los éxitos que se han derivado de la iniciativa puesta en marcha con el CSIC para la “Creación de humedales para aves acuáticas del estuario a partir de los sedimentos de los dragados de mantenimiento de la canal de navegación”, el área en el que se pretende reintroducir el pelícano crestado. Los trabajos incluyen los estudios pertinentes para la selección de hábitats, elaboración de presupuesto de acciones asociadas al proyecto, colaboración con expertos internacionales en este tipo de proyectos, contactos y acuerdos con posibles donantes, entre otras actuaciones.

La reintroducción y sus pasos

Para Migres y para Ferrer, es posible reintroducir esta especie en el Bajo Guadalquivir porque no necesita grandes colonias para una anidación exitosa; normalmente no se alimenta en grandes bandadas organizadas como algunas otras especies de pelícano; se alimenta en una gran variedad de aguas, incluso en pequeñas lagunas con poca profundidad y su dieta incluye una gran variedad de especies de presas; no son migradores de larga distancia, y aunque soportan bien bajas temperaturas, están preferentemente asociados a ambientes cálidos; y los individuos jóvenes son muy fuertemente filopátricos a su sitio natal.

Si el hábitat es el idóneo y hay condiciones para llevar a cabo el proyecto, los primeros ejemplares probablemente procederían de zoológicos donde ya se crían. A las aves seleccionadas para iniciar la reintroducción, se les impediría el vuelo (corte de plumas) y serían mantenidas en una gran jaula abierta en la “colonia”, donde se las alimentaría, mientras que su descendencia, en dos o tres años se calcula la primera reproducción, sí que podrían ya ir y venir en cuanto pudiera volar, ya que los polluelos “normalmente abandonan el nido pesando más que sus padres y no reciben más cuidados parentales, pescan por sí mismos de inmediato”.

La elección del sitio para establecer las aves “es crítica”, aseguran desde Migres, pues tendría que ser “una isla en humedales”, estudiar la fórmula de construir plataformas para anidar pero con lados inclinados para que pudieran acceder fácilmente, ya que las primeras no volarían, y también cómo facilitarles el alimento, además de que el “manejo del nivel del agua durante la reproducción es crítico y tiene que estar asegurado”, por lo que algunos de los actuales vaciaderos “podrían ser utilizados para este propósito”.

Uno de los riesgos más comunes para los pelícanos, explican, es la colisión con cables aéreos de tendidos eléctrico, por lo que el sitio debe estar en un lugar lo más alejado posible de los cables o los cables deberán estar debidamente señalizados con dispositivos de eficacia contrastada. “Como en cualquier proyecto de reintroducción, habría que estar seguros de que la zona de liberación está libre de peligros potenciales claros y haber desarrollado un plan de comunicación y apoyo social antes de que los primeros ejemplares comenzaran a volar”, concluye Migres.

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