Dos años de espera y volvimos a salir a la calle para reunirnos sin miedo del abrazo, del beso, de compartir copas y risas. Dos años de espera que nos devuelve una de las fiestas más añoradas, aquella que acompaña a una ruta gastronómica donde el producto estrella de la costa gaditana toma todo el protagonismo atrayendo el centro de atención, en las tapas, la pesca, el cine documental y, por supuesto, en los mercados.
Sin embargo, hay cosas que he añorado en esta semana, y son los nombres de algunas empresas que han llevado el producto del atún a esa relevancia de la que hoy tiene. La mayoría de ellas no han estado presente en la carpa central del recinto ferial, donde lo que era el jamón del mar, dejó paso al atún de la tierra. Entraríamos en una discusión, seguro en dilucidar el motivo de esta ausencia, unos dirán que el Ayuntamiento no sabe hacer las cosas, otros que ha sido el encargado en dinamiza la Ruta el responsable y otros que estas empresas no apoyan en nada al pueblo. Lo cierto que hemos perdido una nueva oportunidad de demostrar al mundo de que somos un municipio unido, que sabemos cuándo enterrar las diferencias para conseguir un objetivo único y común para todos, en este caso potenciar la industria de transformación del atún, tan fácil como eso.
Cuando me aseguran que empresas de un mismo gremio, sea de atún o de zapatos, son incapaces de ponerse de acuerdo para organizar un evento de este calado, me doy cuenta de lo inmaduros que seguimos siendo como pueblo y colectivo social; aún tenemos mucho que aprender, de otros lugares.
En unas semanas podremos degustar de la Ruta del Atún en Zahara de los Atunes, una ruta organizada por los propios restauradores, con el apoyo de la administración, como puede ocurrir en otros lugares, sin embargo, aquí lo dejamos todo en manos del Ayuntamiento y la administración local a su vez lo deja en manos de un colectivo que se dedica a dinamizar, es como una huida de la responsabilidad, ante el miedo al fracaso, pero luego que fácil resulta soltar las lenguas para señalar la carencias o de auto coronarse ante los aciertos.
Es hora de meditar, con la serenidad necesaria sobre esta Ruta del Atún, por parte de todos los implicados, y tomar nota de aquellas mejoras necesarias, porque la gente estaba con ganas de estas fechas, pero es necesario considerar si tenemos que considerarla como una feria gastronómica o una feria en torno al atún, algo básico para sentarse a trabajar sobre esta actividad. En segundo lugar, si decidimos que sea una feria, ¿cómo se va a plantear las fiestas patronales?, ¿habrá la misma demanda de caseteros para el mes de julio? Son cuestiones que hay que tener resueltas ya y que entiendo ha sido complejo hacerlo ante tantas reclusiones por una inimaginable pandemia que no se termina de ir.
A continuación, y casi sin respiro, nos viene la Romería de Fátima y las Cruces de Mayo, que grandes momentos para que nuestro pueblo aprenda a valorar la importancia del Parque Natural y nuestras barriadas. El mes de mayo deberá lucir un pueblo con la belleza que a veces el incivismo oculta, y que con la ayuda de los vecinos podremos comprobar que no todo puede recaer siempre en las espaldas de los políticos y operarios municipales. Es necesario que ejerzamos de pueblo en todos los momentos y días del año, por eso las empresas deben de exponer sus productos en las ferias que se les requiera, pero sin olvidar la doméstica y también, por ese motivo, debemos recordar que un pueblo lo construimos entre todos.
