El Tribunal Supremo (TS) ha confirmado una condena de 11 años de cárcel para un hombre que violó en Pontevedra a una mujer, a la que despertó en mitad de la noche haciéndose pasar por una vecina y la agredió con guantes y escondiendo su rostro en una sudadera con capucha. Así, los magistrados han rechazado, como pidió la Fiscalía, cada uno de los motivos alegados por el violador en su recurso.
La Sala de lo Penal, en una sentencia del pasado 9 de junio recogida por Europa Press, considera demostrado que el violador, "en todo momento y para ocultar su identidad", se valió de la sudadera con capucha para taparse la cabeza, al tiempo que llevaba "también" oculta la cara con otra prenda que solo le dejaba visibles los ojos.
Por ello, ratifica, como el Tribunal Superior de Justicia de Galicia, el castigo impuesto en 2021 por la Audiencia Provincial de Pontevedra, que lo condenó por el delito de allanamiento de morada en concurso medial con un delito de agresión sexual en la modalidad de violación y un delito de lesiones, más la agravante de disfraz.
El Supremo a su vez avala que tenga que indemnizar con 300 euros a la víctima por las heridas que le causó y le prohíbe acercarse a menos de 300 metros o comunicarse con ella durante 16 años.
"SOY AURORA, ¿ME PUEDES ABRIR?"
Los hechos se remontan a la madrugada del 8 de septiembre de 2018, cuando el condenado fue a casa de la víctima tapado con una capucha y, "fingiendo voz de mujer", se hizo pasar por una vecina, "logrando" que la mujer le abriera la puerta. "Soy Aurora, ¿me puedes abrir?", le dijo para que le dejara pasar. Al darse cuenta del engaño, ella intentó cerrar, pero no pudo porque el atacante la agarró con fuerza de los brazos y la empujó hacia el interior.
Una vez dentro, el condenado la llevó hasta el salón, la tiró al suelo y le metió la mano por debajo del pijama "con ánimo de satisfacer su deseo sexual", mientras la mujer no paraba de gritar y trató, sin conseguirlo, de quitarle la capucha y descubrir su cara.
Con tal de que no pudiera seguir gritando mientras le hacía tocamientos en sus partes más íntimas, con la otra mano le tapó la nariz y la boca. Por último, le golpeó la cabeza varias veces contra el suelo, la dejó allí tirada y se marchó. La mujer sufrió varias heridas en cabeza y piernas que requirieron una semana de curación.
En su recurso al Alto Tribunal, el violador pretendía ser declarado inocente, pero los magistrados exponen que hay muestras de ADN del condenado "no solo en la vivienda, a la que nunca había accedido antes, sino también en el pijama que llevaba" la mujer y "bajo las uñas de la víctima, quien trató de quitarle la capucha".
Los magistrados señalan que el recurrente alude "de modo sesgado" a unas pruebas periciales que descartaron la presencia de perfil genético suyo en la mano derecha de la víctima y se deja en el tintero la prueba de cargo "suficiente" de su culpabilidad. Y lo consideran una falta de respeto a los hechos declarados probados.