El Valencia ha puesto ya a disposición de sus accionistas las cuentas que presentará el 12 de diciembre en su junta general de accionistas y que recogen pérdidas de 45,8 millones para la temporada 2021-22 y un presupuesto de 109,8 para esta campaña 2022-23.
La presidenta Layhoon Chan ya avisó hace semanas que las pérdidas rondarían los 50 millones de euros y los casi 46 que ha perdido suponen con mucho la cifra más alta desde que Peter Lim se convirtió en el máximo accionista del club, por encima de los 36,2 que tuvo en la campaña 2017-18.
La entidad de Mestalla ha conseguido reducir su deuda a largo plazo de 392 a 375 millones de euros en este último ejercicio y la deuda a corto plazo ha pasado de 213,3 a 179,3 millones. No obstante el patrimonio neto del club sigue a la baja y de los 10,2 millones de 2021 ha pasado a 8,03 millones el 30 de junio de 2022.
Al ser menor esta cifra a la mitad del capital social, la entidad entraría en ‘causa de disolución’, una figura de la Ley de Sociedades de Capital que esquiva gracias a los 34,4 millones de euros que ha recibido como préstamo participado del acuerdo entre LaLiga y el fondo CVC. En virtud de ese acuerdo la entidad recibirá un total de 120,7 millones de los que según indica en las cuentas destinará ochenta a finalizar el nuevo Mestalla.
Para mejorar su situación económica el club aprobará una ‘operación acordeón’ en la junta por la que reducirá su capital social para ampliarlo simultáneamente. Además, la entidad comunica también a sus accionistas que Lim ha aceptado capitalizar uno de los préstamos que dio al club por un valor total de 17,6 millones (16,5 de capital y 1,1 de intereses) lo que le impedirá recuperar ese dinero pero apuntalará su dominio accionarial que será del 91,6 por ciento del total de las participaciones.
La entidad anunció también un presupuesto de 109,8 millones de euros para esta presente temporada. La principal partida en el capítulo de ingresos es de 67,9 millones por derechos de televisión (que se reducen de los 83,2 del pasado ejercicio como consecuencia en parte de esa cesión grupal de derechos al fondo CVC), mientras que los ingresos por abonos y entradas rozan los trece millones de euros.
En el capítulo de gastos, el mayor son los 54,9 millones de la plantilla deportiva y los diecinueve presupuestados en amortizaciones. La política de reducción de gastos de los últimos años (que ha incluido la venta de algunos de los jugadores más importantes, la potenciación de fichajes de jugadores libres o cedidos y el pago de pocos traspasos y no muy elevados) ha dejado la parte deportiva del presupuesto en 73,4 millones, 37,5 millones menos que el pasado ejercicio y menos de la mitad de los 149 de la campaña 2019-20, aunque entonces el equipo había vuelto a la Liga de Campeones y ahora lleva varias campañas sin competir en Europa.
El club prevé unas pérdidas de 9,7 millones pese a presupuestar un beneficio neto de 14,7 en la venta de jugadores. En cualquier caso, ya ha realizado dos ventas importantes, la de Gonçalo Guedes al Wolverhampton (por unos 30 millones aunque aún debe dinero al PSG por el portugués) y la de Carlos Soler al PSG (por 18 fijos y tres o cuatro en variables), por lo que si no cambia la política de fichajes, la entidad podría mejorar notablemente su balance económico en el próximo curso.