Por mucho que los tiempos cambien las tradiciones no se pierden. Aunque hoy en día las redes sociales sean el medio de difusión más poderoso, estamos lejos de ver desaparecer esa costumbre de portar carteles y cola, bien pertrechados de brochas y rodillos, en la medianoche en que arranca la campaña electoral. Hay algo de comunión, de autoafirmación y de sentimiento de pertenencia en este ceremonial, que se repetía anoche.
De hecho, en esta ocasión han sido más que nunca los actores o al menos tantos como en 2019. La amplia nómina de candidaturas que concurre en estas elecciones municipales en Alcalá la Real hace que, desde las doce de este viernes, las distintas partidas de candidatos y simpatizantes recorrieran los puntos estratégicos de nuestra localidad, para poblar con los pertinentes reclamos publicitarios los espacios habilitados.
Aunque tengamos la sensación de llevar un siglo de campaña, es ahora cuando las distintas formaciones echan el resto. En este tiempo inmediatamente anterior a la puesta de las urnas, es cuando unos y otros han de luchar a brazo partido por ese grupo que, al final, será el que defina los resultados finales: los indecisos. Dice la demoscopia que uno de cada tres ciudadanos aún no ha tomado esa decisión, y ahí está la importancia de la campaña. Otro de sus objetivos será la movilización, en una sociedad cada vez más desganada hacia lo político.
Quedan, por tanto, dos semanas por delante, hasta el 26 de mayo. Catorce días en los que se redoblarán consignas, se repetirán mensajes y se guardarán ases bajo la manga para, a modo de hábil prestidigitador, deslumbrar y seducir al electorado.