Con una actitud adecuada y sensata abordaremos los verdaderos problemas, mientras que si adoptamos una posición visceral y alocada, lo único que conseguiremos es fabricar falsos conflictos, donde mediante el dialogo podría haber habido una solución en el que nadie se sintiera ni vencedor ni derrotado.
La distorsión de nuestros objetivos y deseos generan contratiempos que no se corresponden a la realidad, y que podrían perfectamente ser los elementos argumentales de un relato fantástico y de ficción, en la que los protagonistas viven en un estado de inquietud constante.
Si no queremos alimentar polémicas inútiles, y tenemos la tentación de ponerlo todo patas arriba y colocarnos con el agua al cuello. Para abordar las situaciones con una actitud positiva y resolutiva, hemos de tomarnos las cosas con filosofía, incluso las reuniones con los todólogos o insoportables que todo lo saben.
Hay quienes dividen su tiempo y cargan en su agenda entre descansar, a verlas venir, y no hacer nada, en lugar de hacer todo lo que puedan por conseguir aquello en lo que sueñan, sin ignorar que con ganas y una sonrisa, no habrá nada que se nos resista.
Un creador de problemas de forma permanente es el llamado “malaje”, por su falta de empatía y por su inconveniencia e inoportunismo para actuar en el peor de los momentos, sin ninguna sincronía con la realidad. También hemos de excluir a los personajes con un lado oscuro y una mala praxis.
Hemos de evitar alertas innecesarias que solo nos generan inseguridades, miedos e incertidumbres. No debemos caer en las trampas que intentan ponernos los bloqueadores de lo positivo, los instigadores de actuaciones irresponsables y los negligentes en asumir desordenes e involuciones.
Con frecuencia asistimos a una perversión de lo que se dice y lo que se hace, e intentan que la gente no se le ocurra pensar sino que quede paralizado por la mentira y la maldad., y en una maniobra casi milagrosa intenten un baño de redención por sus muchos errores cometidos con toda la intención de crear malestares.
Anunciamos la necesidad de reformas urgentes y a veces utilizamos vetos interesados, con más apresuramiento que parsimonia y sin ponderar el valor de la palabra dada, socavando la democracia con historias ridículas en las que siempre el culpable es el gobierno socialcomunista, según nos lo cuenta y repite a diario el PP.
Entre ansiedades y desequilibrios, duelos y fantasías, perjuicios y prejuicios, nos encontramos con momentos llenos de buenos deseos y bonitas palabras, pero sin presente ni futuro, donde es más fácil plantear falsos problemas de la mano de las emociones que de las razones.
No nos olvidemos que lo que consideramos el mañana es ahora, que estamos viviendo con intensidad, amigos y cositas buenas, en la que nosotros somos las estrellas de nuestro firmamento, con sus armonías y transgresiones, con sus bondades y solidaridades.
Siempre hay muchos momentos que festejar en el camino de los verdaderos y falsos conflictos, entre aromas de libertad y restricciones, senderos de lo conocido a lo desconocido, desde los límites de nuestro yo al infinito del universo, desde la más potente luz que alumbran un gran concierto hasta unas velas para una noche romántica.