A mediodía, los trabajadores del astillero de Navantia y las empresas de la industria auxiliar no pudieron reprimir el alivio y el contento cuando el gasero Seapeak Catalunya maniobró para alcanzar el dique. El secretario general de FICA-UGT en la provincia, Antonio Montoro, remitió a los medios de comunicación un audio en el que se felicitaba por la carga de trabajo aparejada por el buque hasta el próximo 5 de septiembre y que empleará a unas 300 personas.
“Estuvimos en negociación para garantizar su llegada”, recordó, después de que las movilizaciones de una parte de los trabajadores de las contratas llevaran a otro gasero, el Donald M. Jones, poner rumbo a Gibraltar para someterse allí, lejos de la conflictividad laboral, a las tareas de mantenimiento previstas, inicialmente, en la factoría gaditana. Pero había temor. “Hasta que no lo vemos no lo creemos”, reconocía Montoro, quien celebraba que “ya es una realidad” que despeja el temor a no tener carga de trabajo civil hasta octubre.
No en vano, justo cuando el Seapeak Catalunya abandone el astillero, llegará otro gasero, el Widpride, con faena para dos semanas. Y aún cabe la posibilidad de un tercero.
Todo ello, a la vez que se inician trabajos en dos fragatas de la Armada. En una semana, la primera, Santa María, dará empleo a medio millar de trabajadores de las empresas auxiliares.
“No estamos ni de lejos a pleno rendimiento”, advierten fuentes del comité de empresa de Navantia. “Pero, no obstante, estamos contentos de recuperar el ritmo de nuevo”, agregan.