Agirresarobe y Ezkerra, que por el momento permanecen en dependencias policiales, formaban parte, en función de los datos aportados tras su detención por el consejero Rodolfo Ares, de "un comando legal vinculados al complejo Donosti" y eran "terroristas durmientes" que en los últimos tiempos estaban "a la espera de recibir órdenes de la banda armada".
En la operación, la Policía vasca realizó registros en los dos domicilios de los detenidos, así como en varios locales, y se incautó de diverso material informático y otro tipo de documentación, que se está investigando.