El obispo de Málaga, Jesús Catalá, ha emitido una carta pastoral a raíz de la investigación a un sacerdote por presuntas agresiones sexuales a varias mujeres y ha vuelto mostrar "repulsa y condena más profunda y contundente contra cualquier tipo de vejación o abuso a la mujer". "Todos nos hemos sentido consternados, escandalizados y descorazonados; así lo han compartido bastantes sacerdotes en los mensajes que me han hecho llegar en estos días", ha asegurado.
Conmovidos por el mal infligido, hemos manifestado nuestro dolor como comunidad católica comprometida con el cuidado y el servicio a toda la sociedad, especialmente a los más vulnerables y necesitados"Ciertamente es muy grave el delito que se le imputa presuntamente de 'agredir sexualmente a varias mujeres a las que sedaba y grababa'", ha asegurado Catalá en dicha carta pastoral, titulada 'Palabras fraternas' y con la que se dirige especialmente a sacerdotes, religiosos y diáconos.
Así, ha indicado que "han sido y siguen siendo momentos difíciles para nuestra iglesia diocesana" y ha dicho que sienten "profundamente el daño que esta situación lleva consigo". "Conmovidos por el mal infligido, hemos manifestado nuestro dolor como comunidad católica comprometida con el cuidado y el servicio a toda la sociedad, especialmente a los más vulnerables y necesitados", ha apuntado.
Ha señalado que desde el Obispado han estado "atentos para responder a las primeras reacciones de la sociedad, que ha recibido esta noticia con gran alarma social", apuntando que han acompañado, sobre todo, "a los párrocos donde ejerció el investigado, que han tenido que soportar la virulencia de algunos medios de comunicación, cuya reacción ha sido muy dura contra la Iglesia".
"Desde el principio de los hechos conocidos hemos tratado siempre de actuar con recta conciencia, para hacer, en la medida de nuestras posibilidades, todo el bien posible", ha aseverado el obispo, apuntando que han estudiado y llevado a cabo "las medidas que estos actos exigen, tanto desde el ámbito canónico como civil".
Así, ha recordado que el Obispado ha decidido la personación como perjudicado, en calidad de acusación particular en el caso que se investiga en el juzgado contra el sacerdote; además de que han iniciado el procedimiento para la expulsión del estado clerical del mismo, según la normativa canónica.
Catalá ha indicado que "pasado el primer embate, consideramos que es bueno compartir fraternalmente lo que tanto nos preocupa y afecta". "Estas 'Palabras Fraternas', que son también de padre, desean expresaros mi cercanía, sobre todo a los sacerdotes y también a vuestros feligreses, que celebran la fe con vosotros en vuestras comunidades parroquiales", ha dicho.
"Comprenderéis que todos necesitamos tiempo para asimilar los hechos acaecidos y seguir con serenidad afrontando el presente y el futuro de nuestra Diócesis. Disculpad, por tanto, si mis palabras salen a borbotones de mi corazón, porque aún no hemos podido serenar las turbulentas y embravecidas aguas que nos cercan", señala en la carta pastoral, aludiendo a la importancia de la oración y al apoyo "en estos momentos tan difíciles y complicados".
Ha considerado que los hechos acaecidos "son una ocasión propicia para reflexionar sobre nuestro ministerio sacerdotal y sobre el testimonio cristiano, que nos pide el señor y la misma iglesia", animando a "reavivar el carisma de la ordenación sacerdotal" y a "renovar las promesas sacerdotales".
"Nuestro presbiterio debe salir más reforzado y unido de esta dura prueba, que, como toda dificultad puede convertirse en una oportunidad de purificación y conversión, tanto personal como comunitaria. Hemos sido llamados por el señor a una alta misión y no debemos poner en peligro nuestro ministerio", ha dicho.
"Nuestra petición de perdón es por el propio pecado y el de nuestros hermanos, los hombres. También por lo que no hayamos hecho bien como comunidad cristiana, por ignorancia o por falta de vigilancia. Y pedimos perdón especialmente por los pecados de violencia y de abuso contra la mujer", ha indicado, al tiempo que ha considerado que la sociedad "necesita esperanza, que solo la puede dar Dios, junto con la fe y el amor cristiano".