“A los treinta años decidí que quería ser cantante. Cuando se lo dije a mi señora se quedó muy extrañada y me respondió que nunca me había oído cantar. A los treinta y cinco seguía sin tener ni idea de cómo hacerlo pero lo hice”, subraya Krahe, de 66 años, quien abre su nuevo disco con 2 de mayo, un irónico homenaje a su ciudad, Madrid.
“Se me ocurrió el penúltimo 2 de mayo. Por debajo de mi casa pasaba una charanga y me asomé a la ventana para tomar notas”, cuenta el compositor, quien ha buscado la inspiración en temas tan diversos como los enredos amorosos (es lo que más le divierte escribir), la ciencia (La osa mayor) y los medios de comunicación (La vil televisión).
“Los de la tele te dicen que llames o mandes un mensaje como si eso fuera dar tu opinión. La gente cree que ha participado en algo pero no ha participado en nada. Igual que los políticos, quienes te cuentan que hay elecciones y que tienes que votar”, advierte Krahe.
La política, sin ser una las musas preferidas de Krahe, cierra el álbum con ¡Ay, democracia!” cuya composición le resultó “muy complicada”.
“Lo más interesante es como empieza la letra (“Me gustas, democracia, porque estás como ausente”) y eso me llevó a plantearme qué pasaría si estuviera presente. Ahí tenía que decir cómo me gustaría que fuese a mí”.
“En la época de La Mandrágora –el histórico bar donde actuaba dos días por semana– si sucedía algo o había cualquier follón se podía hacer una canción para ese día”, explica Krahe, quien concluye que ahora es inútil “utilizar referencias que inmediatamente se quedan antiguas”.
Toser y cantar se ha publicado junto al libro De mil amores, una reflexión de más de 180 páginas escrita por Miguel Tomás-Valiente, quien ha estudiado las canciones de Krahe.