“Nunca me he desprendido del todo de la infancia, y eso se paga caro. La inocencia es un lujo que uno no se puede permitir y del que te quieren despertar a bofetadas”, afirma Matute en una entrevista con Efe, que tiene lugar poco antes de la presentación de su nueva novela, en la que la escritora combina realidad y magia al reconstruir de forma magistral la infancia de la protagonista, Adriana.
Matute está “nerviosa como un flan” porque cree que se juega mucho con esta obra. Hacía ocho años que no publicaba; tiene 83, y, además, “es el único libro” suyo donde “hay elementos autobiográficos”. Para superar los nervios y enfrentarse al trasiego que le espera, se toma un chupito de whisky.
Sucesivas hospitalizaciones le impidieron acabar antes esta novela sobre “la niñez perdida”. Pero también tuvo que parar a veces de escribirla porque se “ahogaba” al tratar de poner en pie sus recuerdos. “Era una sensación casi física; era demasiado para mí porque tenía que revivir muchas cosas que me pasaron a mí o a gente de mi entorno”.
“Tal vez la infancia es más larga que la vida”. Esa hermosa frase de la novela da idea del “gran interés” que suscitan en la escritora la niñez y todo lo que la rodea: la magia que desprenden los cuentos, el poder de la imaginación, el descubrimiento del lenguaje o lo incomprensible que resulta a veces el mundo de los adultos.
Paraíso inhabitado (Destino) podría considerarse la culminación de una larga trayectoria literaria, que ha merecido premios muy importantes, entre ellos el Nacional de las Letras.
La escritora recrea con maestría la vida cotidiana de una niña de la burguesía española, en los años previos a la Guerra Civil, pero de una niña dotada de gran imaginación para transformar la realidad y soñar con aquello que le gusta.
La infancia de Adriana se evoca desde la vejez, desde esa época en la que uno “está a punto de decir adiós a cuanto le rodea”. Y por eso, la escritora no puede permitirse “el disimulo ni la falsedad” al reconstruir aquellos años.
Matute está “muy contenta” del libro, porque “es auténtico”. “Todo lo que cuento lo he vivido yo de alguna manera”, explica la escritora.