"Hago de nuevo un apremiante llamamiento para que el camino del diálogo y de la negociación prevelezca sobre la violencia, con la ayuda de los organismos internacionales que trabajan en la búsqueda de una solución a la crisis", dijo el papa ante varios miles de fieles que asistieron en la plaza de san Pedro del Vaticano al rezo del Regina Coeli, que sustituye al ángelus en el tiempo de Pascua.
El obispo de Roma subrayó que seguía "con gran preocupación" el "dramático conflicto armado que en Libia ha causado un elevado número de víctimas y sufrimiento, sobre todo entre la población civil".
El Pontífice expresó su solidaridad a la pequeña comunidad católica libia, que ayuda a la población, en particular -señaló- las personas consagradas (religiosas) presentes en los hospitales.
Benedicto XVI también expresó su preocupación por la situación en Siria y pidió que "se restablezca de manera urgente la convivencia basada en la concordia y la unidad" y no haya más derramamiento de sangre.
"Pido a Dios que no haya nuevos derramamientos de sangre en esa patria de las grandes religiones y civilizaciones. Invito a las autoridades y a todos los ciudadanos a no ahorrar esfuerzo alguno en la búsqueda del bien común y a aceptar las legítimas aspiraciones de un futuro de paz y estabilidad", afirmó.
Desde que estalló la crisis libia, el papa Ratzinger ha pedido en numerosas ocasiones que callen las armas y dejen paso a la negociación.
La Santa Sede participó en calidad de "observador" en la reciente Conferencia Internacional sobre Libia que se celebró en Londres y su represente, el nuncio (embajador) en Gran Bretaña, el arzobispo Antonio Mennini, abogó por una "hoja de ruta" para restablecer la paz en el país africano.