Las reacciones no tardaron en llegar. “A ver si no tenemos que celebrar nunca más un ascenso. Ahora estoy mucho más tranquilo que esta mañana. Ahora lo que toca es disfrutar de la vuelta a Primera”, decía en pleno AVE el presidente bético, Rafael Gordillo. “Teníamos que haber subido antes. Afortunadamente, ya no vamos a estar más pendientes de los resultados de otros equipos”, mantenía visiblemente emocionado el técnico heliopolitano, Pepe Mel.
Reacciones en medio de las muchas botellas de champán descorchadas a 270 kilómetros por hora. Roberto Ríos, los utilleros... ninguno podía ocultar su alegría. Tampoco los futbolistas, conscientes de haber logrado lo que todo el mundo venía demandando desde lo sucedido en el todavía Ruiz de Lopera ante el Real Valladolid una infausta tarde de 2009.
“A eso de las 21:30, los expedicionarios llegaban a Santa Justa, donde casi 5.000 seguidores béticos esperaban a sus ídolos. “Adiós a Segunda”, “¡Viva Pepe Mel”, “hemos vuelto”, los gritos de unos profesionales ataviados con pelucas, borros y demás complementos. Futbolistas que no desperdiciaban la ocasión para inmortalizar la celebración. Goitia, Roversio... cámaras en ristre, como si estuviésemos hablando del propio Pedro Almodóvar en plena Avenida de la Palmera.
Siempre de Primera
La leyenda que presidía el autobús que recorrería las calles de Sevilla lo decía todo: Siempre de Primera, Gracias afición. Sin duda, un bonito guillo para una hinchada que siempre ha estado con los suyos. Con un equipo que nunca tendría que haber bajado a Segunda división. Que después de dos ejercicios en el infierno de la División de Plata volverá a codearse con la aristocracia de la otrora Liga de las Estrellas.