En una nueva sesión marcada por la volatilidad, la sexta consecutiva de pérdidas en las que acumula un descenso del 10,2 por ciento, el mercado nacional se distanciaba de las principales bolsas mundiales gracias a la recuperación de la banca.
El sector financiero estuvo animado a su vez por los rumores de que el Banco Central Europeo (BCE) había intervenido comprando deuda española, lo que incidió favorablemente sobre la evolución de la prima de riesgo nacional, que bajaba de 418 puntos básicos de la apertura a 371 puntos al cierre (el rendimiento de las obligaciones a largo plazo bajaba 23 centésimas, hasta el 6,05 por ciento).
Así, el diferencial de la deuda española quedaba por debajo del italiano respecto a los bonos alemanes por primera vez desde mayo de 2010, cuando despuntó el contagio de la crisis de la deuda griega.
La jornada estuvo condicionada por el retroceso del 4,3 por ciento de Wall Street en la víspera por el miedo a que la economía estadounidense se encamine hacia la recesión y por la pérdida de soportes -niveles que frenan las ventas- de los índices neoyorquinos. A esa caída seguía eel desplome de las plazas asiáticas (Tokio bajó el 3,7 por ciento y Hong Kong, el 4,3 por ciento).
Las bolsas europeas afrontaron el comienzo de la sesión con estos antecedentes y con nuevas ventas en el mercado de deuda, en el que abrían con pérdidas superiores al 2 por ciento.
En esta sesión se conocieron algunos datos de actividad (el PIB del segundo trimestre español crecía el 0,7 por ciento en tasa interanual, y el italiano, el 0,8 por ciento, y caía el 1,1 por ciento la producción industrial alemana en junio).
La estadística más relevante fue el descenso en una décima del paro en los Estados Unidos, hasta el 9,1 por ciento, tras crear 117.000 empleos en julio, lo que no impidió que Wall Street cayera el 1 por ciento al cierre del mercado nacional y arruinara las ganancias que había conseguido durante buena parte de la sesión.
Los políticos europeos intentaron encauzar a los inquietos mercados. El comisario comunitario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, apoyaba a España e Italia al comentar que “no está justificado” el ataque que están sufriendo.
Además, al igual que hizo el jueves la Comisión Europea, pidió la rápida aprobación de los acuerdos del Consejo Europeo del 21 de julio, relativos al segundo rescate a Grecia y al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, sobre el que manifestó la necesidad de ampliar los recursos de que dispone, 750.000 millones actualmente.
El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, coincidieron con Rehn, al igual que la ministra de Economía, Elena Salgado, en la necesidad de aplicar “lo antes posible” los acuerdos del pasado julio para calmar a los mercados y manifestaron su determinación de “defender la estabilidad en la zona euro”.
Zapatero también analizó con Silvio Berlusconi, la evolución de las deudas soberanas de la zona euro y ambos consideraron “poco comprensibles las fuertes fluctuaciones ”.
Salgado añadió que las tensiones en los mercados de deuda “son temporales” y terminarán cuando los inversores vean “la determinación clara” de implementar los acuerdos del pasado mes.
En Europa, con el euro a 1,417 dólares, las principales plazas europeas bajaron: Fráncfort, el 2,78 por ciento; Londres, el 2,71 por ciento; el índice Euro Stoxx, el 1,54 por ciento; París, el 1,26 por ciento, y Milán, el 0,7 por ciento.
De los grandes valores del mercado español sólo bajaron Repsol, el 1,81 por ciento, e Iberdrola, el 1,22 por ciento. Subieron Banco Santander, el 1,18 por ciento; BBVA, el 0,32 por ciento, y Telefónica, el 0,2 por ciento.
La economía ralentiza su crecimiento al 0,2 %
La economía española ralentizó su ritmo de crecimiento trimestral al 0,2 por ciento entre abril y junio, al tiempo que bajó su crecimiento anual hasta el 0,7 por ciento, lo que supone en ambos casos una décima menos que en el trimestre anterior, según el último boletín económico del Banco de España.
El supervisor explica la desaceleración con respecto al primer trimestre en la debilidad de la inversión en construcción y, en menor medida, en el descenso del gasto público, mientras que el sector exterior aumentó una décima su aportación positiva (0,4 por ciento) por la minoración de las importaciones.
En comparación con el año anterior, la ralentización se debe a la contracción del consumo nacional, ya que en el segundo trimestre de 2010 el gasto de los hogares fue más intenso por el efecto de la anticipación a la subida del IVA en julio.
De acuerdo con el supervisor, la recuperación económica sigue siendo débil por la inconsistencia tanto del consumo privado como de la inversión empresarial y está sujeta a las posibles repercusiones de las tensiones en los mercados de deuda soberana.
En su opinión, la superación de este clima adverso dependerá de que a nivel europeo se pongan en marcha “con decisión y claridad” los compromisos acordados, aunque considera que la contención del contagio exige también “respuestas enérgicas” por parte del Gobierno español y reconoce que en el último año se han adoptado importantes reformas en el ámbito fiscal, laboral y financiero, pero cree que su "pronta y ambiciosa culminación" ayudaría a reducir la incertidumbre y fortalecer el crecimiento. En el segundo trimestre se continuó destruyendo empleo, aunque de forma menos pronunciada que en el trimestre anterior, ya que la caída interanual fue dos décimas menor (1,2 por ciento).
Esta situación propició que siguiera aumentando la productividad aparente del trabajo, mientras que la remuneración por asalariado frenó su ritmo de crecimiento.