El promotor Pedro Antonio Robles se puso en contacto el pasado año con la Dirección General de Bellas Artes porque en sus terrenos habían hallado unos restos arqueológicos que tras nueve meses de trabajo han supuesto 1.300 esqueletos, restos de 50 perros y diversos objetos con una datación de entre 2.400 y 1.950 antes de Cristo.
Este enterramiento calcolítico conocido como del Camino del Molino, está a unos 400 metros del poblado Molinos de Papel, en el que viviría esta población de entre 60 y 70 individuos que se dedicaban a la agricultura, ya que se hallaron los silos donde introducían los cereales.
El director de la excavación Joaquín Lomba Maurandi dijo en conferencia de prensa que a lo sumo otros enterramientos tienen 300 individuos, pero no tal cantidad de restos, todos en posición fetal, menos alguno que se enterró atado y otro de espaldas, circunstancia que está siendo objeto de estudio.
Los restos de perros concuerdan con los sacrificios animales que se hacían para acompañar en el enterramiento.
Entre los objetos de gran valía hallados se encuentran en el ajuar del enterramiento de la población de más prestigio una treintena de punzones de cobre que suponen la mayor colección del sureste peninsular, uno de ellos enmangado en una tibia de perro, lo que le da gran valor puesto que siempre se encuentran por separado ambas piezas.
Además hay una gabarda o puñal de sílex de 27 centímetros que también es excepcional, dado que lo normal es que sea de la mitad de longitud.
Este sílex se cree que proviene de 70 kilómetros de distancia (Yecla), mientras que los materiales de collares y cuchillos se calcula que proceden de la alta Andalucía, si bien será la universidad autónoma de Madrid la que concrete la procedencia.
Los arqueólogos han descubierto un momento de transición en los enterramientos en la final de la edad del Cobre, pasando de los colectivos o múltiples al individual que se hacía en la Edad de Bronce, en el que cada familia enterraba debajo de sus casas a sus miembros. Las casas eran cabañas circulares.
Las incógnitas del yacimiento se conocerán en los próximos meses y entre ellas está el que el armamento se incluye entre el ajar del individuo de mayor prestigio, lo que apunta a que la violencia era un elemento en esa época, lo que falta por descubrir es si las puntas de flecha tenían más que ver con la caza o con la guerra.