|Los 16 trabajadores de las oficinas centrales de Jale en El Puerto les están inmersos en un proceso que está suponiendo una desazón y “una agonía”, como lo describen. El objetivo en estos momentos es que el ERE (Expediente de Regulación de Empleo) que firmaron a finales de marzo (tanto por la empresa Amuerga como por Inverluna) se haga efectivo.
Por ello piden celeridad a la jueza encargada de este caso, Nuria Orellana, puesto que “es nuestra prioridad”, ya que desde enero no cobran, lo que supone “que tenemos el monedero a cero”, insistiendo en que el 1 de junio se cumple el plazo de cinco nóminas sin abonar para que el Fogasa (Fondo de Garantía Salarial) les pueda compensar dichos atrasos en sus sueldos. Con todo, confirman que la jueza encargada de su caso “nos atendió muy bien cuando fuimos a hablar con ella”.
Por el momento, “como no ha salido el ERE, no podemos optar al paro y no tenemos ingresos desde enero”, a lo que se suma que no tienen agua y a finales de este mes de mayo temen que le corten el suministro de luz, con lo que trabajar será un suplicio. Por otro lado, tampoco cuentan con limpieza, uno de los gastos que fue suprimido desde la entrada de los actuales administradores concursales nombrados por el Juzgado de lo Mercantil número 1 en noviembre (Nicolás Molina, José Pérez y Fernando Alcazar). Por ello el amplio edificio que regentan, aseguran, está lleno de suciedad, con los baños prácticamente inaccesibles.
Tienen claro que “lo que queremos es que nos despidan”, pues son conscientes de que es el fin de sus puestos, “para poder presentar el paro y cobrar la indemnización que nos corresponde, cuando llegue”. Y es que “pasan los días y es dinero que no entra en nuestras familias, aunque sabemos que hay dinero en una cuenta”, que tiene 240.000 euros, aunque también son conscientes de que “no se toca para nada”, ni siquiera para cubrir los gastos de esos servicios y suministros que los trabajadores consideran necesarios para poder continuar con sus obligaciones.
Por otro lado, conocen que a sus compañeros del hotel Duques de Medinaceli se les están abonando pequeñas cantidades de las nóminas atrasadas, pero también entienden, siendo comprensivos a pesar de la situación que viven, que las deudas para con estos son mayores, por ello entienden que tengan prioridad en el pago.
Igualmente aseguran que no quieren llegar al extremo de las movilizaciones, porque desde un
principio quisieron elegir el camino de la cordialidad y el entendimiento con los administradores concursales, a pesar de que por el momento no han obtenido la misma sensibilidad por su parte. Eso sí, desconocen las razones de por qué su ERE no sale adelante, aunque la modificación del de Inverluna se presentó la semana anterior, pero piden agilidad.
Sin ganas de acudir a trabajar, “estamos desmoralizados”
En primera persona confirman que apenas tienen ganas de acudir a trabajar, aunque cumplen rigurosamente con su trabajo, con sus puestos, pues “tenemos la obligación de estar aquí hasta que no tengamos ninguna resolución”, confirman.
Además, indican que “todo aquel trabajo que nos piden los administradores concursales, lo sacamos adelante, a pesar de que no sea con tanta celeridad como antes”, pues explican que el ritmo de trabajo ha decaido, puesto que no hay apenas qué hacer, sobre todo en un edificio que apenas cuenta con los servicios para poder trabajar.
Por ello sólo se fijan una meta “aligerar el proceso”, porque además denuncian que son los propios afectados los que se tienen que interesar y pedir información de cómo va el proceso, cuando entienden que los administradores concursales podrían poner de su parte, ya que con los anteriores la relación era mucho más cordial que la actual. Por ello piden que tengan consideración con ellos, los afectados.