Este es el segundo trimestre consecutivo de descenso del PIB, lo que confirma la entrada del Reino Unido en recesión, debido a la fuerte contracción del sector industrial y el de servicios.
En el tercer trimestre del año pasado, el PIB había registrado un descenso del 0,6%.
Con las cifras divulgadas ayer, la economía británica ha sufrido la contracción más importante desde 1980, cuando el PIB llegó a caer un 1,8% en el segundo trimestre de ese año.
Según la Oficina Nacional de Estadística (ONS, siglas en inglés), la caída del PIB en los tres últimos meses del 2008 fue del 1,8 por ciento frente al mismo periodo del 2007.
El sector servicios, que supone las tres cuartas partes de la actividad económica británica, se redujo un uno por ciento en el cuarto trimestre del 2008, el ritmo más acelerado desde 1979.
En el mismo periodo, la producción industrial descendió un 3,9 por ciento, la mayor caída desde 1980, mientras que el sector de la construcción retrocedió un 1,1 por ciento.
Minutos después de conocerse las cifras oficiales, la Bolsa de Valores de Londres registraba una caída del 1,39 por ciento, mientras que la libra esterlina alcanzaba la cifra más baja en 25 años frente al dólar (1,361 dólares por una libra).
La caída del 1,5 por ciento del PIB es superior a la estimada por los expertos, que pronosticaban un retroceso del 1,2 por ciento.
Los expertos temen que el 2009 sea peor que el 2008 y pronostican que la economía puede registrar una contracción de entre el 2 y el 3 por ciento, lo que supondría el peor descenso desde la Segunda Guerra Mundial (1939-45).
Para hacer frente a la fuerte desaceleración británica, el Banco de Inglaterra ha dispuesto desde el pasado octubre varios recortes de los tipos de interés, que se sitúan actualmente en 1,5 por ciento, la cifra más baja de la historia del banco emisor inglés.
Además, hubo un fuerte incremento del desempleo, que se sitúa actualmente en el 6,1 por ciento de la fuerza laboral británica, aunque esta cifra -correspondiente a los meses entre septiembre y noviembre- no incluye a las personas que perdieron el empleo el pasado diciembre y durante enero.
La cifra del paro en la más alta desde 1997, cuando los laboristas llegaron al poder.
Los expertos de la City (centro financiero londinense) no esperan un crecimiento económico hasta el primer trimestre del 2010, mientras que no descartan otro recorte de los tipos de interés, que pueden situarse en el uno por ciento el mes próximo.
Algunos analistas incluso anticipan que el Banco de Inglaterra recortará el precio del dinero aún más, hasta situarlo entre el 0,25 y el 0,5 por ciento en el segundo trimestre del 2009.
El primer ministro británico, Gordon Brown, defendió ayer la respuesta del Gobierno ante esta recesión y dijo que utiliza todas la herramientas a su alcance para combatir la crisis financiera.
En declaraciones a Radio 4 de la cadena BBC, Brown dijo que esta crisis económica es “diferente” a las anteriores y que su alcance dependerá de que haya una cooperación efectiva a nivel global.
“Cada recesión que afectó al Reino Unido en los últimos sesenta años fue generada por la inflación y fue a nivel interno. Esta es una situación completamente diferente. Esto resultó de una crisis bancaria global”, agregó el jefe del Gobierno.
El Gobierno está sometido a “prueba” por los problemas económicos, pero tiene las soluciones correctas, opinó Brown.
Asimismo, el primer ministro calificó de “ridículas” unas sugerencias del líder de la oposición conservadora británica, David Cameron, en el sentido de que la difícil situación financiera del Reino Unido puede forzar al país a solicitar ayuda al Fondo Monetario Internacional (FMI), como sucedió en 1976 durante el Gobierno del laborista James Callaghan.
El pasado lunes, el Gobierno presentó un plan de ayuda a los bancos británicos para que éstos puedan empezar a facilitar préstamos a los negocios y las familias.
En los últimos meses, varias empresas minoristas se han visto obligadas a cerrar por la fuerte caída en las ventas, mientras que algunas compañías del sector del motor han suspendido por unos meses la producción de automóviles.