La visita al Pentágono, la primera de Obama desde su investidura hace una semana y que duró casi dos horas, forma parte de un proceso para que el presidente recabe toda la información posible antes de decidir qué cambios introducir en su estrategia en las dos guerras.
Obama, que durante su campaña prometió la retirada estadounidense del país árabe, pidió a los jefes militares que le presenten planes para sacar gradualmente a las tropas de Irak y busca reforzar las operaciones en Afganistán.
En declaraciones ayer tras el encuentro, en el que participaron los cuatro jefes de Estado Mayor y el secretario de Defensa, Robert Gates, el presidente estadounidense expresó su apoyo a las tropas destinadas en ambos países y aseguró que estos soldados han cumplido sus misiones bajo “una enorme presión”.
“Durante mucho tiempo hemos sometido a nuestros militares a una enorme presión para que ejecuten una serie de misiones, a veces sin el apoyo estratégico y el uso de todos los aspectos del poderío estadounidense que asegurarían que no recae en ellos todo el peso”, declaró Barack Obama.
En otro orden de cosas, el Gobierno del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha desmentido que prepare una carta dirigida al pueblo iraní y que Washington espera que contribuya a descongelar las relaciones entre los dos países y abra la puerta a conversaciones directas bilaterales.
Así lo revelaba ayer el diario británico The Guardian, según el cual funcionarios del Departamento de Estado trabajan en distintos borradores de esa carta desde la elección del nuevo presidente, el pasado 4 de noviembre.
La carta en cuestión es respuesta a una larga misiva de felicitaciones que el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, le envió al presidente de Estados Unidos Barack Obama el pasado 6 de noviembre.
Según diplomáticos de Estados Unidos consultados por el periódico, el envío de la carta por parte de Obama constituiría un gesto simbólico que señalaría un tono distinto del hostil adoptado por el gobierno del anterior presidente, George W. Bush, que calificó a Irán como parte del “eje del mal”.
Los funcionarios del Departamento de Estado encargados de preparar la respuesta a Ahmadineyad han redactado al menos tres borradores de la carta, que pretende asegurar a Teherán que Washington no busca el derrocamiento del actual régimen sino que aspira a que cambie de comportamiento.
La carta iría dirigida al pueblo iraní y podría enviarse bien directamente al líder supremo del país, el ayatolá Ali Jameini, o se enviaría como carta abierta.
Uno de los borradores preparados sugiere que los iraníes deberían comparar su relativamente bajo nivel de vida con el de algunos de sus vecinos más prósperos y analizar los beneficios de perder su estatus de paria en Occidente.