Los 25 detenidos de nacionalidad rumana formaban parte de una estructura de tipo militar, con una "férrea disciplina" y un alto grado de especialización que empleaba inhibidores de frecuencia para inutilizar las alarmas y equipos de ultrasonido para ahuyentar a los perros de vigilancia.
Los agentes iniciaron la investigación al descubrir una banda, dividida en tres grupos o "baterías", asentada en las Comunidades de Madrid, Valencia y las Islas Baleares. Las pesquisas señalaron que las distintas ramas se proporcionaban entre sí, en caso de necesidad, apoyo logístico y humano y contaban con una gran movilidad hacia otras zonas del país, según informó la Policía en un comunicado.
En un primer momento, la investigación se centró en el grupo asentado en Madrid y dedicado a robar en establecimientos comerciales, perfumerías y tiendas de ropa. Su zona de actuación abarcaba desde Madrid y Toledo hacia el norte y este de España, concretamente hacia Bilbao, Santander, Logroño, Asturias, Zamora y Cáceres.
Los agentes detuvieron a todos sus componentes y localizaron los domicilios y lugares donde guardaban los efectos sustraídos, junto con las herramientas utilizadas en los robos. En concreto, fueron 30 los policías que efectuaron el arresto de dieciséis individuos y los registros de seis domicilios.
Además de los registros efectuados en España, y gracias a los mecanismos de cooperación policial internacional, se llevaron a cabo varios registros en Rumanía, interviniéndose en ambos países gran cantidad de perfumes, ropa de conocidas marcas, productos de estética y otros objetos valorados en más de 80.000 euros.
INFORMACIÓN OBTENIDA POR TRABAJADORES DOMÉSTICOS
Por su parte, el grupo asentado en Valencia y Alicante estaba especializado en los robos en domicilios, concretamente en chalés de zonas residenciales de lujo. Obtenían la información a través de personas que habían trabajado en reformas o que trabajaban en el servicio doméstico de estas casas, que les indicaba la ubicación de las cajas fuertes y los lugares en los que se guardaban las joyas y el dinero.
Tras ello, esperaban el momento oportuno para acceder a la misma inutilizando los sistemas de seguridad mediante el uso de inhibidores. Portaban incluso un dispositivo electrónico que, mediante la emisión de ultrasonidos, lograba aturdir y ahuyentar a los perros que se encontraban en las viviendas evitando así que alarmasen con sus ladridos o ser atacados por ellos.
Posteriormente, ejecutaban el robo en el menor tiempo posible, para lo que contaban con la ayuda de un miembro de la organización experto en la apertura de cajas fuertes. Según los investigadores, tras uno de los robos el jefe de este grupo se trasladó a Madrid con la intención de abandonar España con destino a Rumanía, por lo que los agentes procedieron a su detención antes de que embarcara en el avión. En su poder se encontraron 23.800 euros en efectivo.
Además, se arrestó a otros tres miembros de la organización en las localidades de Denia (Alicante) y Oliva (Valencia) y se intervino un inhibidor de frecuencia, un ahuyentador de perros por ultrasonidos, un extractor de bombines para abrir puertas, armas blancas, diversos útiles y herramientas, y llaves modificadas para facilitar la apertura de las puertas de seguridad. También fueron localizados 1.500 euros, varias monedas de plata de 1870, joyas y divisas extranjeras, procedentes de los robos. Entre los efectos se hallaba un brazalete con veinticinco brillantes que ya ha sido reconocido por su propietaria.