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Miércoles 27/11/2024
 

Campo de Gibraltar

El mundo del flamenco llora a un guitarrista genial, Paco Martín

Multitud de ciudadanos se sumaron ayer al último adiós al maestro de la guitarra, que fue incinerado en el cementerio de Botafuegos

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  • Paco Martín, en una actuación con Marifé de Triana. -

El guitarrista algecireño Francisco Martín López, conocido en el mundo del flamenco como Paquito Martín, falleció el pasado domingo, a los 67 años de edad, víctima de una enfermedad. Su vacío supone una pérdida muy importante para el flamenco y la cultura del Campo de Gibraltar, al tratarse de uno de los referentes de una generación de músicos que encabezó Paco de Lucía, y donde él representaba la esencia del toque de acompañamiento, limpio y con un sonido flamenquísimo.

Paco Martín nació el 31 de diciembre de 1944, y su infancia, al igual que la de Paco de Lucía, transcurrió ligada al flamenco en la barriada de La Bajadilla. Allí, con doce años, ya improvisaba falsetas, lo que le confirió una impronta de niño prodigio. Esa proyección se confirmó en sus primeras enseñanzas en el arte de la guitarra, que llegaron de la mano de Antonio Sánchez Pecino, padre de Paco de Lucía, quien le dejó buena parte de su magisterio en las clases que impartía en su casa de la calle Barcelona.

Poco después, la marcha de la familia Lucía a Madrid hace que el joven Paco busque nuevas fuentes de aprendizaje y, con trece años, empieza a recibir clases del recordado guitarrista algecireño Manitas de Plata, así como del linense Diego Vargas.

En el libro Flamencos del Campo de Gibraltar de Luis Soler, Paco Martín recordaba a Diego Vargas como “un gitano muy alto, muy serio. Fue el que más me impactó de pequeño. De ahí salté a Los Barrios, donde conocí a Manuel Iglesias, de quien también tomé clases”.

Ya desde niño comenzó a acompañar el cante de artistas de la zona, como Flores El Gaditano, Dioni Peña, Pepe El Sevillano o Roque Montoya Jarrito.

En los años sesenta, comienza a participar en festivales, y es en 1963 cuando da el gran salto a la popularidad a nivel nacional, cuando pasa a formar parte del espectáculo Torre de Arena, de Marifé de Triana, con la que viaja por toda España durante tres años.

Su fama ya la precede, y en 1965 entra a formar parte del espectáculo de Juanito Valderrama y Dolores Abril, donde actúa como segunda guitarra junto al genial Niño Ricardo. Al lado de estos colosos, Paco Martín trabaja durante cuatro años, en los que se empapa de las esencias clásicas del flamenco de la época.

Su cercanía al mítico Juan Valderrama le llevan a vivir momentos  muy importantes de su carrera. Recala en el Circo Price, donde cierra con éxito decenas de actuaciones por toda España y actúa, además de en infinidad de teatros, en televisión y en una película con el cantaor. También con Valderrama graba un disco en Francia.

Luis Soler recoge en su enciclopédica obra cómo Paco Martín se incorpora en diciembre de 1968 a un gran elenco en el Cine Salamanca de Madrid, en el que se contaban figuras como Juan Valderrama, Fosforito, El Güito, Niño Ricardo, Juan Habichuela, Manolo Sanlúcar, Porrinas de Badajoz o Niña de Antequera.

En los años setenta, su faceta de tocaor para el baile se deja notar en varias giras que realiza por Inglaterra y Francia, y en 1974 pasa a formar parte del tablao de La Cañeta, en Puerto Banús. Paco Martín le recuerda a Luis Soler en Flamencos del Campo de Gibraltar que “aquello fue demasiado. Allí estaba Lola Flores, Fosforito, El Beni, Camarón, Mario Maya, Anzonini del Puerto, El Güito y muchos más de categoría. No vea lo que había allí. Cuando terminaba el espectáculo, muchos de estos artistas que iban allí a tomar una copa, me llamaban para que yo les tocara. Yo le toqué a Lola, a Fosforito, al Güito, a tos ellos. A veces, parecía que yo flotaba. Era una gozada tocarle a esos monstruos”.

Tras su periplo marbellí, el algecireño se fue de gira con Bambino y Paco del Gastor. Después, regresó a Algeciras, donde permanece un tiempo participando en todos los festivales y tocándole a todos los cantaores de la comarca, lo que le valió también para cerrar una gira por Inglaterra y Francia con Antonio Madreles.

En aquella época, Paco Martín sufre una primera operación quirúrgica en la mano, lo que comenzó a mermarle su carrera. Sin embargo, reapareció en 1979. En los ochenta, crecen sus problemas con las manos, lo que no le impide irse de gira por América en 1987 con el ballet de José Greco, donde llegó a intervenir en varios programas televisivos.

En 1989 regresa a América, en este caso a México, de la mano de Jarrito. Sin embargo, los problemas con las manos siguen agravándose y decide volver a intervenirse quirúrgicamente. Estos problemas harían que, finalmente, Paco Martín dejara los escenarios para dedicarse a la docencia.

Sigue acudiendo a espectáculos cuando se le llama para cumplir con compromisos y hacer favores, pero se centra en enseñar a otros guitarristas que se hicieron artistas en sus clases, como José María Bandera, Salvador Andrades, José Manuel León o su hijo, Antonio Miguel Martín, auténtica secuela de la pureza guitarrística.

Paco se tuvo que alejar de las tablas antes de tiempo por los problemas con las manos, pero dejó su arte en forma de generosidad. El pasado domingo su eco dejó de escucharse para siempre. Su cuerpo fue incinerado en el cementerio de Botafuegos, arropado por una multitud de ciudadanos y artistas que quisieron estar con él.

En Flamencos del Campo de Gibraltar, Paco Martín le confesaba a Luis Soler: “Mira, Luis. Todo lo que yo he sido, lo poco que soy, se lo debo a mi padre. Él ha sido mi amigo, mi maestro, quien me ha enseñao a ir por la vida. Todo se lo debo a él. Gracias, papá, por haberme metido en el más grande de los mundos, el flamenco”.

Recuerdos

El mundo del arte se conmocionó ayer con la noticia de la pérdida de Paco Martín. El guitarrista algecireño Salvador Andrades señaló que “para mí fue uno de los iconos de la guitarra flamenca en los sesenta y setenta en Algeciras. Tenía una técnica excepcional en esa época. Fue mi primer profesor. He sentido mucho su muerte porque gracias a él conocí el mundo de la guitarra”.

“Era muy limpio tocando. Sacaba unas notas muy claras y un sonido muy flamenco y muy especial, como poca gente sabía sacar sabor a la guitarra, y muy rancio. En esa época había muy buenos guitarristas, y él era uno de los grandes”, apostilló.

Con especial cariño le recuerda el cantaor Pepe de Lucía: “Ha sido todo ironía, alegría, siempre se estaba muy a gusto con él. Era una persona muy querida de toda mi familia, que siempre le hemos mencionado como un ser único y especial. Era tan genial en su forma de ser que lo llamábamos loco. Dicen que la locura es el colmo de la inteligencia. Era uno más de la familia. Era nieto de un hombre muy querido por mi padre. Ha sido muy anárquico y muy gracioso y ha hecho siempre lo que le ha dado la gana y ha tenido una gracia muy grande”.

Como guitarrista, Pepe le califica como “un gran desconocido y un hombre que amó su profesión. Me gustaba Paco cómo tocaba, igual de limpio que era él”.

El maestro Fosforito, Llave de Oro del Cante Flamenco, mostró ayer un gran pesar al conocer la noticia: “Le recuerdo joven, moreno, delgadito. Era ya un guitarrista muy bueno para acompañar a cantar, que tocaba con el saborcito jondo, el gustito y la precisión. Se cantaba muy cómodamente con él. Era un complemento máximo. Sabía ese diálogo preciso que necesita el cantaor. Era un guitarrista  imprescindible para cantar”.

También se sumó al pesar general del flamenco la cantante Marifé de Triana, quien aseguró recordarle “con todo el cariño del mundo. Era un gran artista. Trabajamos mucho tiempo juntos y hubo una gran relación humana entre los dos”.

“Era un guitarrista fantástico, era un fenómeno. Tanto es así que yo, que el flamenco me gustó mucho aunque no me he atrevido nunca a cantarlo, pero como me gustaba tanto y no lo podía evitar, cuando lo escuché a él acabó con todo”.

El decano del cante flamenco, Flores El Gaditano, también lamentó ayer su pérdida: “Se podía cantar muy bien con él. Era un guitarrista como tiene que ser, porque en aquel tiempo se aprendía a tocar para cantar. Con Paco se podían tocar todos los cantes.

“En Algeciras se le da poca importancia a todas las cosas, pero es una gran pérdida. Ha sido un buen guitarrista, una buena persona, noble y sencillo”, señaló Flores.

El bailaor linense David Morales se sumó a las condolencias: “Yo empecé con siete años y con Andrés Rodríguez, el Quino y con él. Con ellos me hice adolescente en esto del mundo del flamenco. Era buena persona y un maestro”.

“Era un guitarrista muy ortodoxo, muy respetado en el mundo de la guitarra, y tocaba muy bien para cantar y para bailar. Quizá no fue lo reconocido que debería haber estado, y eso es lo que se nos puede quedar en el alma”, lamentó.

El presidente de la Sociedad del Cante Grande, José Luis Vargas, señaló que “el aire de Paco era tan flamenco que es de lo mejor que ha habido no ya en la ciudad, sino en la comarca. Ha tocado muy bien la guitarra. Un tocaor de sentimiento, porque la guitarra es como el cante, te puede herir menos y en el caso de Paco tenía profundidad”.

Para el periodista y escritor Juan José Téllez, “pertenecía a una generación que se ha valorado poco y de la que era un elemento fundamentalísimo. En su propia guitarra estaba el germen del buen acompañamiento y del virtuoso. Se nos ha ido, además, con mucha dignidad y con ese saber estar suyo. Y nos ha dejado una escuela de tocaores que ha pasado por sus manos”.

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