Las fuertes lluvias registrada en los últimos días ha desencadenando la puesta en marcha del protocolo de seguridad que rige en las instalaciones mineras de Riotinto, gestionadas por EMED Tartessus, con el objetivo de salvaguardar la integridad de las personas, los bienes, las infraestructuras y el medio natural donde se encuentran.
Según ha informado la compañía en una nota, las medidas dentro del protocolo han sido ya comunicadas a la administración y van destinadas a evitar afecciones a la seguridad del depósito de almacenamiento de estériles mineros, conocido como presas de Riotinto.
Principalmente se trata de desalojar de manera "controlada y segura" el exceso de agua de lluvia acumulada, evitando que esta se acerque al dique, garantizando así su estabilidad. Asimismo, se impide la posible inundación de la carretera A-461 que une las localidades de Minas de Riotinto y Campofrío, y que discurre contigua a una de las secciones del depósito, conocida como Presa de Gossan.
La capacidad máxima de almacenar aguas del depósito viene fijada por una cota máxima que es obligatorio mantener; cuando el agua alcanza dicha cota de seguridad, la presa se desagua por gravedad a un canal perimetral mediante un fusible o aliviadero. Esta situación puede ocurrir cuando la planta se encuentra sin actividad y no puede consumir el agua almacenada, y en periodos de lluvia.
Las actuaciones realizadas por EMED ante estas situaciones extraordinarias están en línea con las directrices marcadas por la Guía Técnica para la elaboración de los planes de emergencia de presas de la Dirección General de Obras hidráulicas y Calidad de Aguas del Ministerio de Medioambiente de junio de 2001, que como primera actuación destaca el incrementar la capacidad de desagüe, en este caso la existencia y utilización de diques fusibles. Es "notable" que a estas alturas del año pluviométrico sean ya muchas las presas andaluzas que han tenido que descargar agua a cauce público por haber superado su capacidad de almacenaje.
Dentro del protocolo impuesto se establecen además medidas como el refuerzo de las labores de mantenimiento, centradas en obtener un máximo rendimiento de los equipos de bombeo que recogen las aguas de escorrentía y las filtraciones, y permiten la gestión de aguas dentro de las distintas secciones del depósito mediante recirculación, así como el incremento de las medidas de vigilancia y seguridad, en previsión de acciones de vandalismo que ya se han registrado contra elementos de este sistema de gestión y que pueden poner en peligro la correcta administración de la situación excepcional que se afronta en estos momentos.