Fray Ismael Maroto es madrileño de nacimiento y llegó a la Basílica de la Merced hace menos de siete años. Desde un primer momento conectó con las cofradías, hasta el punto de que a finales del pasado mes de septiembre fue designado pregonero por el Consejo Local de la Unión de Hermandades. La experiencia de estas últimas semanas -en las que ha sido objeto de homenajes de todo tipo- le permite ya aventurar que en Villamarta no podrá corresponder a tanto cariño como ha recibido.
Se siente por ello “un privilegiado”, no ya sólo por los regalos que ha recibido sino por el hecho de que cada uno de esos detalles le hacen “partícipe” del sentimiento de los colectivos que le han homenajeado. “Es como llevar impreso en una segunda piel el sentimiento de mucha gente, de muchos anónimos que te cogen de la mano, te felicitan y te animan”, explica.
Cuando llegó a Jerez apenas conocía a sus cofradías. Reconoce que le “sorprendió” su forma de vivir durante todo el año, algo que cree “entrañable”. “Sentirse partícipe de un mismo sentimiento y una misma vivencia es algo que cautiva”, añade. Tanto fue su acercamiento al mundo de las cofradías que -a pesar de su condición de sacerdote- no dudó en meterse bajo las trabajaderas. “Me atrajo que no existieran diferencias, porque bajo las trabajaderas todos somos iguales”, asegura.
El Pregón del comendador de la Merced no será “una homilía”. De hecho, fray Ismael Maroto entendió desde el principio que debía huir de “toda carga moralina”. “El Pregón tiene que ser algo absolutamente cercano a una vivencia y absolutamente religioso, pero no una homilía. Trataré de cerrar los ojos y expresar mi vivencia, que en realidad no es propia, sino de todos aquellos que la compartimos”.
La Semana Santa es, a su juicio, “una plasmación de los cinco sentidos” que, en definitiva, “transmite algo muy grande”. “Yo no conocía esto, no lo entendí hasta que llegué a Jerez, donde vas por la calle y hueles a azahar. El tiempo permite que la vivencia de aquí sea muy diferente a la de Castilla, que era lo que conocí antes de venir”, explica.
El Pregón mezclará la prosa y el verso y durará entre 75 y 80 minutos. Ismael Maroto espera transmitir al auditorio “una cierta frescura”, la propia de quien admite haberse sentido en estos últimos meses “como un niño” revestido de una importante dosis de “ingenuidad”.
