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Miércoles 27/11/2024
 

Jerez

Ayuntamientos a golpe de crédito bancario

Los pagos a proveedores han incrementado sustancialmente la dependencia municipal de los bancos

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  • La firma del préstamo ICO.

Hubo un tiempo en el que las facturas impagadas dormían en los cajones de los ayuntamientos a la espera de que la presión de los proveedores y acreedores forzara el abono, cuanto menos parcial, de los trabajos y servicios realizados. El problema llegó cuando el chicle se estiró demasiado, momento que coincidió, por si fuera poco, con el inicio de la crisis económica. Los ayuntamientos recurrieron entonces a los bancos para procurarse el oxígeno suficiente que les permitiera mantener la prestación de los servicios y que, además, evitase la movilización de los proveedores.

El de Jerez se sumó a este carro a finales de 2006, cuando acordó con una decena de entidades bancarias una refinanciación de su deuda por valor de 75 millones de euros. Gracias a aquella operación -que debió ser avalada por la Junta de Andalucía-, se pagaron facturas atrasadas a distintas empresas, entre ellas más de sesenta que habían prestado servicios en la organización y desarrollo de los Juegos Ecuestres Mundiales de 2002. Cojetusa -anterior concesionaria del servicio de transporte urbano- percibió entonces unos 20 millones de euros.

Los datos del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas constatan que la deuda viva -aquella contraída con entidades bancarias- ascendía al cierre de 2008 a 89,6 millones de euros. Buena parte de ese importe pertenecía precisamente a aquella operación de refinanciación abanderada por el Gobierno entonces presidido por Pilar Sánchez.

Lejos de encontrar la salida al atolladero económico en el que se encontraba entonces sumido, el Ayuntamiento fue engordando año tras año su deuda con la banca, que al cierre de 2010 y 2011 era ya de 98,3 y 103,8 millones de euros, respectivamente. El enganche definitivo con las entidades financieras se produjo el año pasado, cuando al amparo del plan de pago a proveedores promovido desde el Instituto de Crédito Oficial (ICO) se suscribió una operación que engordó esa deuda viva en otros 326 millones de euros. A cambio, eso sí, numerosas pequeñas y medianas empresas pudieron cobrar cantidades que se les adeudaban de años atrás. ¿Qué ocurrirá cuando tampoco se pueda pagar a los bancos? Esa historia la escribirá el tiempo.

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