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San Fernando

Silencio y dolor en los funerales de los isleños fallecidos en Santiago

Las iglesias se quedan pequeñas y el pueblo isleño despide con lágrimas y emocionado a los cinco fallecidos en el descarrilamiento del tren Alvia en Galicia.

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  • Plano de La Pastora. -

San Fernando cerró ayer el capítulo de la tragedia del tren Madrid-Ferrol, en el que viajaban siete isleños dispuestos a acercarse al apóstol Santiago en la víspera de su festividad. De los siete, cinco murieron y La Isla los despidió ayer en una jornada agotadora, donde las iglesias se quedaron pequeñas y donde el silencio, sólo roto por las lágrimas emocionadas o por aplausos, daba muestras del impacto que esta tragedia a causado en la sociedad isleña, al tratarse de familias muy conocidas en San Fernando.

A las 11,00 de la mañana tenía lugar el primer funeral, el de Ignacio Francisco Bustamante Morejón, de 60 años, funcionario del Ayuntamiento de San Fernando y cofrade que además de estar durante más de dos décadas como hermano mayor de la cofradía del Huerto, también fue pregonero de la Semana Santa y presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías. Más de medio millar de personas despidieron a Ignacio, en un funeral concelebrado y presidido por el arcipreste de San Fernando, el Padre Alfonso Gutiérrez Estudillo.

Las primeras escenas de dolor se mostraban en la familia, amigos y los cofrades del Huerto. El féretro fue depositado a los pies de la Virgen de Gracia y Esperanza Coronada, vestida de riguroso luto. No podía ser de otra forma, y el cofrade que tanto luchó por la coronación de la Virgen, se despidió de ella. La plaza de la Pastora estaba llena de público, al igual que la calle Marconi.

En el interior del templo, al igual que en los otros dos entierros, no faltaron miembros de la Corporación Municipal encabezados por el alcalde y presidente de la Diputación de Cádiz, José Loaiza, así como el Subdelegado del Gobierno, Javier de Torre, que también se desplazó junto con el alcalde a Galicia tras conocer que  siete isleños viajaban en el tren accidentado.

La banda de música Maestro Agripino Lozano interpretó la marcha La Oración en el Huerto, mientras el féretro salía del templo, cubierto por la bandera de la hermandad. Ignacio Bustamante recibió un fuerte aplauso que de alguna forma reconocía su dedicación a la hermandad y al mundo cofrade isleño.

Duros momentos
La iglesia Mayor también se quedó pequeña. Allí, una de las supervivientes de la tragedia, Fátima Reyes Quijano, hija de Antonio Reyes Asencio, a punto de cumplir los 60 años, y Rosa María de la Ascensión Quijano Fernández, de 57 años, bajaba del coche asistida por familiares y por los psicólogos desplegados en el operativo de emergencias, mostrando las heridas sufridas en el accidente.

Fue también el arcipreste quien ofició la misa por el alma del matrimonio fallecido, en una iglesia Mayor donde tampoco faltaron compañeros de trabajo de Rosa Quijano y de Antonio Reyes. Era el segundo funeral y la calle reflejaba el pesar de la ciudad. “Hay que cerrar capítulo cuanto antes”, declaraba un amigo de los fallecidos, mientras que otro reflejaba lo amargo de la jornada al manifestar que “tardará otro día tan negro como éste en La Isla”.

Con el agotamiento que supuso la noticia del accidente del tren Alvia y la incertidumbre acerca del estado de los siete isleños que viajaban en el tren, llegaba el tercero de los funerales, del del matrimonio de Francisco Juan García Pereira, de 61 años,  y Esperanza Márquez Conde, de 58 años.

La iglesia del Santo Cristo y parte de la plaza Madre Teresa de Calcuta se llenó de isleños que quisieron dar el último adiós a los dos profesores del colegio Puente Zuazo, pero que a lo largo de años anteriores pasaron por otros como el Juan Díaz de Solís, Cecilio Pujazón, etc.

Nuevamente se confirmaba que los fallecidos eran personas muy conocidas en San Fernando, a la vez que valoradas. Francisco García Pereira se había jubilado recientemente, y Esperanza esperaba hacerlo en breve.En la iglesia no faltaban compañeros de profesión, así como miembros de la peña Colorín Colorao, en cuyo coro participaron, o de hermandades.

A la salida de los féretros, músicos de bandas como la Banda Municipal de Música, en la que toca un hijo del matrimonio fallecido, y miembros de la banda Maestro Agripino, a título particular, interpretaron la Muerte de Ase, de Edward Grieg.

Era el tercer funeral y el último de una jornada teñida de luto oficial en los símbolos institucionales, pero que también se reflejaba en los isleños que con su presencia, su silencio y sus lágrimas, han vivido también la pesadilla del descarrilamiento del tren Alvia con destino a Ferrol, y que tenía parada en Santiago de Compostela para los siete isleños. Precisamente, la cercanía con la estación, y el hecho de que muchos viajeros se levantan para recuperar sus maletas o bolsos de mano, pudo provocar mayores heridas entre los viajeros.

La isleña herida sigue estable
Mientras una hija de Ignacio Bustamante vivía los peores momentos de su vida con el funeral de su padre, la otra hija permanece en Galicia acompañando a su madre, también accidentada grave, pero que dentro de la gravedad permanece estable y no se teme por su vida. Los politraumatismos que sufre Josefa Álvarez Oliveros, han llevado a que los médicos la intervinieran en dos ocasiones.
La Isla cierra tres duros días de incertidumbre y dolor. Un fuerte impacto en la sociedad isleña por lo conocidos que eran todos los accidentados. Ahora queda ver la evolución de las dos superviviente isleñas de sus lesiones y heridas.

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