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Campo de Gibraltar

Diego Piñel ofreció ayer su Pregón Oficial de la Semana Santa de San Roque

El hermano mayor honorífico de la Hermandad del Cristo de la Buena Muerte y María Santísima de la Amargura ofreció un pregón hecho desde el corazón, que llegó a momentos de gran emotividad y pasión, especialmente cuando se refirió a los cargadores y al resto de la familia de su hermandad.

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  • Pregón Semana Santa 2014 -

Diego Piñel, hermano mayor honorífico de la Hermandad del Cristo de la Buena Muerte y María Santísima de la Amargura, ha sido el encargado  de leer el Pregón Oficial de la Semana Santa de San Roque 2014. Ante los numerosos fieles que llenaban la Parroquia de Santa María La Coronada, Piñel ha ofrecido un pregón hecho desde el corazón, que llegó a momentos de gran emotividad y pasión, especialmente cuando se refirió a los cargadores y al resto de la familia de su hermandad.

El alcalde, Juan Carlos Ruiz Boix, asistió al acto junto a la mayor parte de los ediles de la Corporación, quienes compartieron asiento con representantes del mundo cofrade y con fieles en general. Esta actividad fue organizada por el Consejo Local de Hermandades y Cofradías, que preside Mercedes Caravaca, quien se encargó de entregar un recuerdo a Piñel al finalizar el pregón, al igual que hizo la hermana mayor de su Hermandad. El pregón contó con la intervención de tres cantaores, quienes entonaron un total de cuatro saetas.

El acto comenzó con la presentación a cargo de Miguel Núñez, pregonero del año pasado, quien hizo un llamamiento a la solidaridad, especialmente con los que han perdido su vivienda por la crisis. Comentó Núñez la trayectoria de Piñel como cargador, capataz del Cristo de la Buena Muerte y, finalmente, como hermano mayor de su Hermandad. Destacó también los dos grandes hitos de Piñel durante su mandato: la recuperación del Escuadrón de Romanos, que abre la Procesión Magna del Viernes Santo; y la incorporación de la Virgen de la Amargura.

Por su parte, Diego Piñel comenzó agradeciendo a sus padres el haberle transmitido la fe y su pasión por la Semana Santa. Tras una serie de agradecimientos, dedicó especialmente el pregón a los cargadores y cofrades ya fallecidos. El pregonero también apuntó que iba a intentar no defraudar a los asistentes, salvando sus carencias literarias con mucha pasión: “Quien hablará será mi corazón”, dijo, y dio buena fe de ello.

Tras apuntar la íntima relación de San Roque con su Semana Santa, que data de su origen como pueblo durante el éxodo de Gibraltar, Piñel puso en positivo la labor de la Iglesia Católica a pesar de ser constante blanco de las críticas, destacando el trabajo solidario que realizan Cáritas, los misioneros, las monjas de la Caridad y el mismo mundo cofrade. En este sentido, dijo sentirse “orgulloso de ser capillita”.

El pregonero confesó los dos momentos más importantes de su vida cofrade: durante el cincuentenario de su Hermandad (2003) y cuando participó en la procesión que llevó la imagen del Cristo de la Buena Muerte al Cementerio de San Miguel. Recordó también que la talla, obra de Ortega Brú, procede de un ciprés de dicho camposanto, lo que conecta todavía más a esta imagen con las raíces de San Roque y con los sanroqueños fallecidos.

El resto del pregón consistió en un recorrido emotivo por la Procesión Magna del Santo Entierro, donde los pasajes de los Evangelios parecían discurrir, más que en Jerusalén sometida por los romanos, en el San Roque de hoy en día. Sus palabras cobraban especial pasión cuando se refería a cargadores y capataces de las distintas cofradías y hermandades, varios de ellos ya desaparecidos, palabras que remataba golpeando una campana y gritando “¡Al cielo con ellos, al cielo!”. Esa pasión se desbordó al narrar el discurrir del paso del Cristo de la Buena Muerte por las calles sanroqueñas, arrancando entonces grandes aplausos del público.

También hizo referencia a un sueño propio: que la talla de La Piedad obra de Luis Ortega Brú que se guarda en el museo del Palacio de los Gobernadores salga un día en procesión por los cofrades de Las Angustias, como originalmente se pensó. Señaló, eso sí, que se trataba de un sueño, de un deseo, y que con ello no quería generar polémica.

 

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