Creo que el Xerez Deportivo Fútbol Club está en estos momentos ante su gran reto, después de que José Ravelo anunciase en la asamblea general de compromisarios que el Ayuntamiento le había trasladado la noticia de la cesión de los terrenos que se encuentran frente a la puerta de Tribuna, en la zona donde se ubica tradicionalmente el circo. Unos terrenos que, en estos momentos, no están presupuestados, que no entrarán en el capítulo de gastos de la temporada sino en el de inversiones, para el que hay que conseguir dinero y que debe ser el punto de referencia ahora de todos los que siguen a esta naciente entidad. Y es que deportivamente parece claro que el equipo tiene que ascender de categoría a final de campaña, so pena de que la temporada se convierta en un fiasco de proporciones incalculables. Pero es más. El próximo ejercicio, presumiblemente en la Segunda Andaluza, debe convertirse en otro paseo en busca de la Primera Andaluza e, incluso, la trayectoria por la primera categoría del fútbol regional debe ser salvada sin escollos para que la entidad en la 2017/18 sea de Tercera División. Eso no es un reto sino un objetivo que se tiene que conseguir de manera inexorable, ya que cualquier tropiezo en estas categorías amateurs sería un daño casi irreparable para la masa social y para la propia trayectoria del club.
Por eso escribo que el gran reto es poner en valor esos terrenos, que no sé si se van conceder administrativamente al club o a la Fundación ya aprobada por la propia asamblea. Como quiera que sea los terrenos hay que ponerlos en valor. El proyecto diseñado por el arquitecto Orúe es extraordinario, pero para hacerlo hace falta dinero. Ilusión y ganas las hay todas. La colaboración de aficionados de a pie está ahí y no va a faltar, pero hace falta ir poco a poco, sin prisas pero sin pausas, para generar esa Ciudad Deportiva que Jerez siempre ha ansiado y nunca ha tenido. El proyecto no se puede quedar en lo que se quedó el campo de las bombonas en Chapín, en la época presidencial de Andrés Reyes. Un Andrés Reyes, ya fallecido, que tenía una visión de futuro que no se tenía en aquellos años 70. Compró unos terrenos para que el Xerez Club Deportivo tuviese un patrimonio propio, para que la cantera tuviese donde jugar, pero faltó lo que siempre ha faltado en esta ciudad, por lo que al deporte hace referencia, el apoyo económico de las entidades, la creencia de que lo que se quería hacer era bueno no solo para el Xerez Club Deportivo sino para la ciudad. En eso no se puede fallar. Hay que ir, reitero, sin prisas pero sin pausas. Hay que montar los dos campitos como se dice, pero después hay que hacer esa Ciudad Deportiva con la que Carlos Orúe soñaba despierto en la entrevista que hace un par de semanas veía la luz en estas mismas páginas. Orúe quería que sus nietos disfrutasen de unas instalaciones donde no solo haya fútbol, sino convivencia, donde se vaya a comprar a la tienda, donde se vaya a pasar una tarde de verano en la piscina, donde se pueda jugar al padel o al tenis, donde se pueda quedar para tomar un café con los amigos. Una especie, valga la concordancia, de Club Nazaret a nivel futbolístico. Una idea, por cierto, que el administrador concursal del Xerez Club Deportivo, Jesús Rodríguez, esbozó cuando dirigía los destinos de la entidad junto a Antonio del Puerto. Así lo llegó a indicar, lo que ocurre es que las cosas allí se torcieron deportivamente y ya se no pudo pudo tapar la ruina económica que venía arrastrando la sociedad anónima deportiva.
El gran reto es ponerse más pronto que tarde manos a la obra y que la afición se identifique con el mismo y que la afición se ilusione con este proyecto que debe ser uno de los sostenes de futuro de una entidad que antes de lo que se atisba pasará de tener un presupuesto de doscientos o trescientos mil a otro que lo triplicará en cuanto se llegue a la Tercera División, con el objetivo claro de no quedarse ahí sino de seguir subiendo. Ese proyecto debe ser uno de los bastones donde se asiente el futuro deportivo de un club que debe aspirar a nutrirse de su cantera, que está obligado, con esa Ciudad Deportiva del inmediato futuro, a romper ese adjetivo que Miguel Ángel Rondán le puso a la cantera del Xerez Club Deportivo, cuando dijo que era la gran mentira. La Ciudad Deportiva debe ser el banderín de enganche para que las futuras plantillas del Xerez Deportivo Fútbol Club, en Tercera, en Segunda B y ojalá que en el fútbol profesional sean de jugadores nacidos al amparo de la cantera, porque si no es así tampoco se habrá hecho mucho, más allá de la labor social que se pueda desarrollar. Mantener una cantera, de la manera que lo quiere hacer la entidad que preside Pepe Ravelo, no es para decir que tenemos una cantera y venderla como un triunfo de la gestión sino es para sacar productos que sirvan para el primer equipo. Tener una cantera para que luego haya que salir al mercado para firmar a ocho o diez jugadores sería hablar de otra mentira más de nuestro fútbol.
De ahí, insisto, que escriba que el Xerez Deportivo Fútbol Club se encuentra ante su primer gran reto. La de una Ciudad Deportiva que no solo haga sociedad, como se está haciendo brillantemente con las colaboraciones que desde el área social se están realizando, sino también se hagan futbolistas que, sin duda, es el gran fin que se debe perseguir en un club que es precisamente de fútbol, aunque vaya a tener otras secciones que no es mala idea, siempre y cuando eso no perjudique a los resultados finales económicos.
Jerez
El Xerez DFC ante su gran reto
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