El ministro principal de Escocia, Alex Salmond, apeló hoy a "todos los escoceses a que acepten la decisión de la gente de Escocia", que rechazó la independencia que el Partido Nacional Escocés (SNP, por sus siglas en inglés) había defendido en el referéndum celebrado ayer y aprovechó para recordar al arco político británico las "promesas" de autogobierno y financiación anunciadas durante la campaña.
En una intervención en Escocia tras confirmarse el 45 por ciento de los votos para la ruptura con Reino Unido, Salmond dijo "esperar" que el aparato de Wesminster "cumpla y que lo haga eficientemente", respetando el calendario de trabajo propuesto para garantizar que, antes del final de Legislatura en mayo, el armazón legislativo para garantizar un autogobierno "sin precedentes" es presentado en el Parlamento británico.
"Quiero simplemente subrayar un recordatorio de que se nos prometió una segunda lectura de la ley el 26 de marzo de 2015. No sólo los 1,6 millones que votaron por la independencia, sino todos los que participaron en el referéndum demandarán que ese calendario se cumpla", advirtió.
En este sentido, Salmond anunció que hablaría con el primer ministro, David Cameron, de manera inminente para estudiar cómo abrir un proceso de transferencias que, según se comprometieron los líderes políticos británicos, mantendrá los actuales privilegios de financiación que disfruta Edimburgo, incluso en un escenario de traspaso de importantes competencias tributarias.
RESULTADO INCREÍBLE
Ante una audiencia entregada durante su intervención en Edimburgo, donde el 'no' se impuso por un rotundo 65 por ciento, el líder del SNP y principal artífice del plebiscito dijo "gracias" a los 1,6 millones que votaron por la independencia: "A veces es mejor reflejar dónde estamos en un viaje: un 45 por ciento de nuestros ciudadanos votaron por independencia, no creo que ninguno de nosotros, al entrar en política, lo creyésemos posible, o creíble".
Por ello, apeló a "no quedarse con la diferencia que faltó, sino con el camino andado" tras una campaña, la de Yes Scotland (Sí Escocia), que no sólo catalizó un apoyo a la separación que tradicionalmente nunca había superado el 35 por ciento, sino que logró dejar las encuestas en empate técnico hasta el final.
Esta evolución llevó en "las últimas semanas a testimoniar no sólo el alarmismo" de Londres, "sino un miedo de proporciones inmensas en el corazón del aparato de Westminster ante la marea humana que se movía en Escocia". No obstante, Salmond garantizó que la cláusula 30 del Acuerdo de Edimburgo que autorizó el referéndum, la que establece que ambas partes respetarían el resultado, estaba "operativa". "Acepto el resultado y prometo trabajar por el interés de Escocia y el resto de Reino Unido", declaró.
Así, tras un "referéndum acordado y consentido", Escocia "decidió en este momento no ser independiente", por lo que el ministro principal quiso extender su posición para "apelar a todos los escoceses a que acepten la decisión de la gente de Escocia".
Alex Salmond se mostró satisfecho del 45 por ciento recabado por su apuesta como "un voto sustancial por la independencia y el futuro de este país", así como por el ejemplo impartido por la ciudadanía en un "proceso que da gran crédito a Escocia". Como prueba, citó una participación del 86 por ciento, "una de las mayores jamás registradas en cualquier proceso electoral, en cualquier referéndum".
El dirigente nacionalista consideró ya el 18 de septiembre como "un hito de la democracia y de la participación política, un empoderamiento tan valioso que debe ser disfrutado y protegido". "Hay algo más de este referéndum: logró tocar a sectores que nunca habían sido tocados por el sistema político y ellos nos llegaron a los políticos", añadió, con la esperanza de que, tras este precedente, "no se vuelva al negocio habitual en política de nuevo".