El salón parroquial del Santo Cristo se ha convertido en un templo improvisado de lunes a viernes, al celebrarse en el las mismas y ubicarse recientemente los titulares de las hermandades de Afligidos y Vera-Cruz.
La parroquia afrontó obras de resanado del techo para frenar las goteras y el deterioro progresivo después de más de 30 años sin una obra a fondo. Pero una vez iniciadas, se apreció que no sólo fueron las cubiertas y la bóveda central, sino que existía el mal denominado como aluminosis, al reventar el hormigón por diversos puntos de la fachada. Todo ha sido arreglado y en estos días las obras llegan a su final, dotándose también de una renovada imagen del templo, en su exterior, que suma el color blanco, mezclándolo con el gris habitual, gracias a una iniciativa del párroco, Rafael Pinto Vega, que desde su llegada ha cambiado muchas cosas en la parroquia y para bien. Así eliminó el ruido que ocasionaban los bancos, aportó una nueva megafonía y cambió toda la instalación eléctrica de la parroquia. Todo en un año. Y ahora, que se cumplen dos años de Rafael Pinto como párroco del Santo Cristo, culmina una restauración del templo.
Aunque en principio los titulares de las hermandades fueron tapados en sus altares para evitar los efectos del polvo, finalmente han sido trasladados al salón parroquial, donde ofrecen una inusual estampa.
Esto mismo ocurrió en la iglesia de la Pastora hace unos años, cuando se acometieron obras en el templo.