La UNESCO aprobó en el año 91 la conmemoración el 3 de mayo como el Día Internacional de la Libertad de Prensa, reconociendo que una prensa libre, pluralista e independiente era un componente esencial en toda sociedad democrática. El artículo 19 de la Declaración de los Derechos Humanos afirma que: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho no incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones…” Sin embargo, la Organización Reporteros Sin Fronteras contempla en su web lo que denomina el barómetro de la libertad de prensa: son las cifras de 17 periodistas muertos y 146 encarcelados en lo que va de 2009. Esto refleja que un derecho que nació con vocación universal y de libertad está sometido, en demasiadas ocasiones, a intereses gubernamentales (Rusia, China…), religiosos (Afganistán..), de poderes económicos (Arabia Saudí..) o incluso armados (Somalia, Colombia..) o delictivos (cartel de la droga en México, la mafia italiana..).
Además de ello, convive con la paradoja de promover el desarrollo de sociedades (en el concepto de ciudadanía) interdependientes y proactivas en el terreno de la comunicación (telefonía, televisión digital, Internet…) frente a la concentración mediática no sólo en grandes grupos empresariales de comunicación sino, incluso, bajo la tutela de Gobiernos (caso Berlusconi en Italia).