El Tribunal Supremo (TS) ha revocado el fallo que rebajó en 18 meses la condena de cárcel impuesta al exmarido y asesino de Rosa Galera, en Fines (Almería) y ha restituido la sentencia dictada por la Audiencia Provincial, que, tras el veredicto de culpabilidad que emitió el jurado popular, le impuso 20 años y seis meses de prisión por los delitos de asesinato y tenencia ilícita de armas.
El Alto Tribunal se aviene parcialmente a los recursos interpuestos por la acusación particular, a los que se adhirieron el Ministerio Fiscal y la Abogacía del Estado, y reprocha al Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) que aceptase para rebajar la condena por la tenencia ilícita de armas la tesis del procesado, que alegó que su "propia declaración fue la única razón por la que pudo ser considerado culpable del delito".
"En este caso, TSJA sublimó en exceso el testimonio del acusado, por cierto evacuado unos días después de suceder los hechos, cuando el acreditamiento de éstos se hubiera impuesto por otras pruebas, tales como que a la víctima se le practicó la autopsia que reveló, sin necesidad de ninguna corrobación testimonial, que le dispararon en el abdomen con un arma de fuego o el informe de balística", recoge la resolución, consultada por Europa Press.
Para el Supremo, el hecho de que Óscar P.F. no entregara el arma o indicara su paradero, "no excluye que se halle a su disposición todavía o en manos de terceros, conservando el peligro genérico o comunitario que la norma quiere impedir, lo que integra un hecho negativo constatado oportunamente por el tribunal de jurado" y remarca que debe discrepar acerca de que el uso de este arma "se halle absorbido plenamente por la alevosía al haberse empleado para asesinar".
Cabe recordar que para modificar la sentencia dictada por la Sección Tercera, el TSJA argumentó en el caso del asesino de Rosa Galera que en los hechos probados "sólo se dice" sobre la tenencia ilícita de armas que tomó un arma de fuego "de fabricación artesanal, montada con proyectiles tipo cartucho de 12 milímetros con perdigones de 9ª categoría". "Esto se basa en la propia declaración de acusado y en puridad debió ser apreciada como una atenuante de confesión. Se trataría pues de una pena arbitraria o basada en inatendibles razones", apuntillaba.
La sentencia dictada en casación sí mantiene, no obstante, los pronunciamientos del TSJA con respecto a Francisco Javier R.F., a quien le impuso una pena de seis meses de cárcel frente a los 21 meses a los que le condenó la Audiencia Provincial de Almería. Consideró entonces el Alto Tribunal andaluz que "más que encubrir" a su amigo al no revelar el crimen y proporcionarle "las herramientas idóneas" para el enterramiento del cadáver, "en realidad, le ayudó con actos de cooperación eficaz aunque no imprescindibles para autoencubrirse".
La sala de lo Penal y Civil estimó en febrero de 2014 parcialmente los recursos de apelación de las defensas en un fallo en el que, no obstante, calificaba de ajustada la pena por el delito de asesinato dado "que no sólo hubo una muerte alevosa, sino un ataque especialmente agresivo y despreciable".
"Ha de tenerse en cuenta que tras disparar a la víctima en el abdomen, tomó la decisión de cambiar de arma, coger un cuchillo y degollarla, lo que expresa una especial agresividad, cercana al ensañamiento", aseguraba para advertir de que, incluso, "puede ser merecedora de mas pena sin tener en cuenta además los antecedentes penales" de Óscar P.F., que, si bien no era computables, sí pueden ser consideradas como "circunstancias personales del delincuente".
El veredicto señaló que Óscar P.F. preparó a primera hora de la mañana del 30 de mayo de 2011 el asesinato y que, con la "clara finalidad de acabar con su vida", tomó una pistola de fabricación artesanal y una navaja antes de abordar a la víctima en un polígono industrial de Fines, de donde ambos eran naturales, por el que circulaba en coche.
Declaró probado que el acusado estaba en posesión de sus facultades cuando, una vez en el interior del vehículo, disparó a Rosa Galera a la altura del abdomen para posteriormente degollarla y acabar así con su vida.
Tras el crimen, ocultó el cuerpo en el maletero, acudió a su casa a cambiarse de ropa y solicitó ayuda a un amigo para deshacerse del cuerpo en una cueva localizada en un paraje "inhóspito y deshabitado" del municipio de Tabernas y desprenderse del coche de su exmujer, que fue hallado en el barrio de El Puche de la capital de Almería.