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Empate insuficiente

El único consuelo para el Atlético en un encuentro que sintió suyo hasta el minuto 79, hasta que Mustafi aprovechó la única ocasión del Valencia

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Atlético de Madrid y Valencia resumieron su duelo de alta intensidad en el Vicente Calderón con un empate insuficiente para la carrera por la Liga, con mejor sabor para el conjunto visitante, que igualó en el tramo final un partido que se movía al ritmo del equipo rojiblanco, inamovible del tercer puesto.

El único consuelo para el Atlético en un encuentro que sintió suyo hasta el minuto 79, hasta que Mustafi aprovechó la única ocasión del Valencia y que equilibró un marcador con sensación de oportunidad perdida para ambos, para los madrileños por sus posibilidades ligueras, para los levantinos por la tercera posición.

La transcendencia de los puntos a estas alturas del campeonato se siente ya en los equipos, atenazados por momentos por la responsabilidad de un partido determinante y preparados para duelos de mínimos detalles, con tanta intensidad y concentración que es difícil encontrar el espacio suficiente hacia la portería contraria.

En esa dinámica se movió buena parte del primer tiempo, con más peso en el juego para el Atlético, pero con todas las complicaciones del mundo, las que le planteó un Valencia impenetrable de inicio, entregado a un plan potente defensivamente y a una presión en cada espacio que sintió sobre todo Arda Turan y su desborde decisivo.

No frenó ratos de buen fútbol del Atlético, pero sí el caudal de ocasiones que provocan sus mecanismos ofensivos, tendentes todo este curso a la banda derecha, hasta superada la media hora, hasta que el enésimo centro al área del Atlético terminó en gol, el 1-0, culminado por Koke con un trallazo desde el borde del área, de primeras, a una dejada atrás del portugués Tiago Mendes.

Era el primer remate del equipo rojiblanco, también del partido, en el minuto 33, y el primer detalle, el más fundamental, para desenredar el choque, al que el Atlético le había puesto más interés ofensivo y más ambición, con dosis suficientes para diluir camino del descanso al Valencia, afianzado atrás, pero nada más allá.

Sólo una preciosa chilena de Álvaro Negredo que chocó contra su compañero Sofiane Feghouli. Nada más ofreció el conjunto visitante arriba en todo el primer tiempo, tan metido en contrarrestar al Atlético que dejó de lado otra cuestión esencial: para ganar, hay que atacar. Y el Valencia apenas había pisado el área contraria.

Un déficit del equipo levantino y una tranquilidad para el conjunto madrileño antes de la vuelta del vestuario, del comienzo de una segunda parte que descargaba las obligaciones al Valencia. Era el que debía dar un paso al frente. Y era el Atlético el que defendía la ventaja, el que apostaba ahora por el contragolpe.

También maneja con destreza ese registro el bloque rojiblanco, solvente en su repliegue, en el que se convierte en un equipo áspero, inabordable para muchísimos de sus rivales en los últimos tres años y medio, este domingo para el Valencia, que no exigió una estirada de Moyá, en la otra portería, hasta que marcó el empate.

No había sufrido el Atlético, multiplicado en las ayudas defensivas, con especial protagonismo de Gabi, siempre en el sitio justo en el momento justo para detener unos cuantos avances rivales, ya con Mandzukic, de inicio suplente en el campo, y con más claridad en ataque, como demostró en un remate contra el larguero de Tiago y cada vez que profundizó destino a la meta rival, hasta ese momento.

Un golpe inesperado surgido de un lanzamiento muy lejano de falta, un paso en falso de Moyá y un rechace en el larguero que Mustafi empujó de cabeza a gol en el minuto 79, a un empate insuficiente para cotas mayores, para algo más que una plaza en la próxima Liga de Campeones

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