El encuentro contra la Real Sociedad se las traía pero la realidad superó con creces la gran expectación creada por el beticismo, que pudo contemplar cómo sus dos máximos emblemas sobre el terreno de juego, ensamblaron al dedillo la jugada del único y decisivo tanto del Betis el pasado sábado.
Joaquín y Rubén Castro se entendieron como se entienden los buenos. El portuense ejecutó el medido centro que, como suele ser habitual en el delantero canario, remató al fondo de las mallas.
Las dos ‘dianas’ del goleador más prolífico de la historia bética valen cuatro puntos en la tabla clasificatoria; vitales a día de hoy, para el devenir de los verdiblancos en este primer tramo liguero, habida cuenta de la dureza del calendario que les tocaba atravesar a los de Mel.
Una sociedad que de seguro, tendrá que dar lo mejor de sí en una plantilla algo menos mediocre que la de la temporada anterior, pero exenta de la jerarquía suficiente en defensa y el rigor táctico apetecible en la medular como para aspirar a un objetivo mayor que no sea el de mantenerse. Para ello, con Joaquín y Rubén entonados, basta.