El cofrade Antonio Quesada Jiménez ofreció ayer el XXXIII Pregón de Exaltación a María Santísima de la Estrella, organizado por la Hermandad Dominica y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Piedad, en su Sagrada Presentación al Pueblo, María Santísima de la Estrella, Nuestra Señora del Rosario y Santo Domingo de Guzmán.
Ocupando la tribuna en el escenario del teatro Darymelia, Antonio Quesada compartió sus vivencias en una Cofradía por la que trabajó desde la vocalía de culto y de la que es cofrade desde hace décadas.
De ahí que en su pregón dedicara palabras a la importancia de acudir a los actos y cultos organizados por la Cofradía, asegurando que los cofrades tienen que participar, ya que la Hermandad no es sólo un Domingo de Ramos.
Su pregón fue un homenaje a todos los cofrades y hermanos que dan vida a la Hermandad y que se esfuerzan para que la procesión de penitencia sea una manifestación de fe a la Virgen y Jesús de la Piedad. Desde fabricanos a mantillas, músicos y costaleros. Todos fueron recordados en un pregón en el que Quesada manifestó sus sentimientos de fe y amor a María Santísima de la Estrella; su devoción a Jesús de la Piedad y su cariño a las hermanas Dominicas de la iglesia conventual de la Purísima Concepción.
Antonio Quesada recordó momentos de sus Domingo de Ramos al lado de la Hermandad, desde el momento de la salida en procesión, el paso por el barrio de La Alcantarilla, la presentación a Nuestra Señora de la Capilla y la vuelta por la calle Almenas, cuando los vecinos se vuelcan con su Cofradía y se rompe el protocolo de un itinerario oficial dando paso a momentos íntimos en los que no faltan las saetas. Y tampoco faltaron ayer durante el pregón, en el que sonó una saeta y la Salve al son de gaitas y tamboriles, recordando el hermanamiento entre La Estrella y la Hermandad de El Rocío.
