En la tarde de ayer se celebró por trigésimo tercer año consecutivo una de las tradiciones más señeras de Rota: la procesión de la Cruz de Mayo del Casco Antiguo. Una asociación de cofrades roteños sigue perpetuando esta tradición que implica a una media de 80 niños de la localidad que representan los papeles de costaleros y capataces, participando en esta pequeña procesión infantil que sale a la calle con dos pasos ante el regocijo de la gente de la localidad. Orientados por cofrades expertos, estos pequeños son sin duda el futuro de las hermandades locales.
De forma puntual, el primero de los pasos franqueaba las puertas de la Casa Hermandad del Nazareno a las ocho de la tarde para, acompañada por la banda de cornetas y tambores Zoilo Ruiz Mateos, salir a la calle ante el aplauso de los presentes. El paso de misterio con la Cruz de Mayo propiamente dicha iba seguida por un cortejo de niños y niñas, vestidos de calle o con el traje regional y repartiendo claveles a la concurrencia. Un cortejo algo menor que en años anteriores, ya que la coincidencia con comuniones y otros actos ha hecho algo más difícil conformarlo.
Le seguía a este paso otro paso de palio con una Dolorosa acompañada de María Magdalena y San Juan. Tras una foto de rigor de la pequeña cuadrilla frente al paso, todos los costaleros tomaban sus posiciones para salir también a la calle a las órdenes de su joven capataz. Ambas cuadrillas demostraron un magnífico trabajo, que no ha estado exento de ensayos previos, iniciándose en el mundo del costal.
Algo a destacar es que de esta procesión de la Cruz de Mayo, de larga trayectoria, sale la cantera de costaleros que posteriormente llevarán sobre sus hombros a los titulares de las Hermandades roteñas. Muchos de ellos, de hecho, hoy adultos, pasaron de niños por esta escuela cofrade, aprendiendo de sus mayores la tradición y la fé bajo el paso.
Ambos pasos realizaron el recorrido por las calles más céntricas de la localidad para regresar un par de horas después a la casa hermandad del Nazareno después de pasar una tarde cofrade en la que el tiempo acompañó y sin duda los que más disfrutaron fueron los pequeños participantes.