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Polémica por los sensores de velocidad del AF447

Los investigadores del Airbus siniestrado entre Río de Janeiro y París pidieron ayer prudencia sobre las causas de la catástrofe, frente a la ola de acusaciones que apuntan a los fallos en los sensores de velocidad como origen del accidente que ocasionó la muerte de sus 228 ocupantes.

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Los investigadores del Airbus siniestrado entre Río de Janeiro y París pidieron ayer prudencia sobre las causas de la catástrofe, frente a la ola de acusaciones que apuntan a los fallos en los sensores de velocidad como origen del accidente que ocasionó la muerte de sus 228 ocupantes.

“Estamos recogiendo elementos. No se ha establecido por el momento una relación directa entre los fallos en los sensores de velocidad y el accidente”, reiteró ayer a Efe un portavoz de la Oficina de Investigación y Análisis (BEA), apremiado ante el alud de artículos de prensa que apuntan a esos artilugios como los causantes de la tragedia.

A la espera de que se encuentren las cajas negras, buscadas con ahínco por un submarino nuclear francés, los investigadores tienen que conformarse con analizar las informaciones de radio que emitió el avión minutos antes del accidente.

De ellas se desprende que los sensores fallaron y que los pilotos desconocían a qué velocidad viajaban.

Esos errores les obligaron a prescindir del piloto automático y de otros instrumentos electrónicos de vuelo, lo que dificultó su pilotaje en una latitud complicada, desde el punto de vista de la meteorología.

Pero en la BEA consideran que todavía es prematuro concluir que ese fallo fue el motivo del accidente y llaman a la prudencia.

Tampoco las tienen todas consigo en Air France, propietarios del avión, cuyo director general, Pierre-Henri Gourgeon, afirmó que no está “convencido” de que los sensores de velocidad sean los causantes del siniestro.

Más osados, los diarios franceses parecen haber encontrado en esos instrumentos el motivo que provocó la tragedia.

El periódico Le Figaro cita a varios expertos en accidentes de aviación para concluir que el desconocimiento de la velocidad obligó a los pilotos a volar “a ciegas”.

En esas condiciones, el aparato pudo alcanzar una velocidad demasiado alta para sus capacidades, lo que pudo causar que las piezas más expuestas a presiones aerodinámicas cedieran.

Eso explica, según estos expertos, el gran tamaño de los restos del avión encontrados en aguas del Atlántico, que hace pensar que el avión no se desintegró tras estrellarse contra el agua.

Los fallos en los sensores de velocidad de los Airbus A330 y A340 no son algo nuevo, ya fueron señalados en el pasado, y están relacionados con la presencia de agua congelada en los mismos, lo que les inutiliza.

La mayoría de esos fallos han sido suplidos por los pilotos siguiendo un protocolo de actuación previsto por Airbus para estos casos.

Cada avión está equipado con tres de estos sensores y, cuando los datos que envía cada uno de ellos son demasiado dispares, entonces se considera que hay una “incoherencia” en los mismos y el sistema del aparato no los tiene en cuenta.
 
Los pilotos deben manejar el avión sin ayuda automática. Es lo que sucedió el pasado día 1 en el AF447.


AVISTAN CUERPOS EN AGUAS DE SENEGAL

Buques franceses avistaron “nuevos cuerpos” flotando en aguas de Senegal que se supone corresponden a ocupantes del avión de Air France.

El brigadier Ramón Cardoso, jefe del Departamento de Control del Espacio Aéreo de la Fuerza Aérea Brasileña, dijo que las autoridades de su país han sido informadas de ese avistamiento.
 
Sin embargo, consideró “una hipótesis muy remota” la posibilidad de rescatar los cuerpos de las 228 personas que viajaban en el Airbus.

“Se ha informado a los familiares de las víctimas de que no todos van a recibir los cuerpos de las personas que estaban a bordo del avión”, declaró el oficial brasileño.

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