De pronto quedaron solos frente a frente, rodeados de una multitud de esas que casi no se recuerdan. Pasaba el mediodía. Los almonteños ya habían colocado a la Virgen del Rocío ante todos y cada uno de los simpecados de las hermandades filiales presentes en la aldea, cuyos terciopelos y bordados empezaban a sentir la nostalgia del camino de vuelta. Sólo faltaban Moguer, ya junto a la ermita, y Jerez...
Pasaba el mediodía y el morado Simpecado de Jerez vivía enhiesto una extraña soledad. La soledad más acompañada que se recuerda en la calle Almonte. No se escuchaban ya los ecos de campaniles lejanos reclamando la presencia de la Señora. Sólo sonaba el de Jerez. Después de visitar a decenas de simpecados, a la Blanca Paloma le quedaba únicamente su encuentro con Jerez, ese momento fugaz que vale por un año de espera.
Quisieron la Virgen del Rocío y el Simpecado que partiera de Santo Domingo el pasado miércoles que ese tú a tú de la salve se acercara casi a los medios de la calle Almonte. Y allí quedaron, frente a frente, ante la mirada de decenas de miles de romeros de Jerez y el resto del mundo: la Blanca Paloma, el morado Simpecado y el dominico fray José Gil, que le gritaba a la Virgen lo que el resto apenas llegaba a musitar. Lo demás lo pusieron una impresionante lluvia de pétalos y las palmas por bulerías, que fue el compás que saludó y despidió a la Reina de las Marismas.
La de Jerez fue la penúltima salve, la penúltima cuenta de un largo rosario que comenzó como de costumbre en la noche cerrada de la casa de Huévar del Aljarafe, con la marisma como testigo. Los almonteños habían tomado a su patrona a las 03.28 horas, algo más tarde de lo que suele ser habitual. Esa presencia ante el Simpecado de Huévar inició la visita a las filiales que en la calle Almonte culminaría al filo de las doce y cuarto del mediodía en Jerez.
Entre una y otra salve, un centenar largo de reencuentros con filiales llegadas de toda España y, sobre todo, una catarata de oraciones anónimas de las cientos de miles de personas reunidas en la aldea, una multitud que pareció haber crecido este año y a la que no le importó soportar altas temperaturas ni esperar pacientemente la llegada de la Virgen.
El mediodía empezaba a ser un recuerdo. Desde Jerez apenas se veía el manto de los Apóstoles, que parecía llevarse consigo una noche ciertamente mágica en la que habían podido disfrutarse estampas propias de otros tiempos gracias a esa media hora de retraso en el salto de la reja, sobre todo en el tramo comprendido entre Triana y Sanlúcar, que coincidió prácticamente con las primeras luces del día.
Dicen que la Blanca Paloma volvió a anidar en la ermita a la una y media de la tarde, pero lo que Jerez había venido esperando durante un año ocurrió antes, en la calle Almonte. Apenas diez minutos después del mediodía...
Jerez inicia este martes el camino de vuelta
La Hermandad de Jerez inicia a primera hora de este martes el camino de vuelta. En concreto, está previsto que la caravana abandone la aldea a las 09.00 horas. El sesteo se llevará a cabo junto a la laguna del Sopetón, habiéndose previsto la pernocta en el Corral de Félix. Ya el miércoles se hará noche en Marismillas, siendo esta la última pernocta de un camino que culminará en la noche del jueves en Santo Domingo. Este lunes han abandonado la aldea las hermandades de Chipiona, Rota, Arcos, Sanlúcar y Puerto Real, además de otras muchas de las provincias de Sevilla y Huelva fundamentalmente. Este martes se adentran también en Doñana El Puerto, Chiclana y Cádiz.