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Los judíos de medio mundo visten su cabeza en Salteras

Los sombreros que visten las cabezas de judíos ortodoxos de medio mundo salen de una fábrica que elabora decenas de ellos cada día en la localidad de Salteras

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  • La sombrerería de Salteras -

Son tan característicos que poca gente se ha parado a pensar dónde se fabrican, pero los sombreros que visten las cabezas de judíos ortodoxos de medio mundo salen de una fábrica que elabora decenas de ellos cada día en la localidad sevillana de Salteras.

Se trata de Industrias Sombrereras de España S.A. (ISESA), una empresa que tiene su razón de ser en la fabricación de sombreros de los más variados estilos, elaborados por casi 40 trabajadores, de cuyas manos salieron el año pasado 47.500 sombreros, de los que el 90 % se exportaron a mercados sobre todo de Estados Unidos e Israel con destino a la comunidad judía ortodoxa.

Los secretos de este éxito son muchos, como explica a Efe el gerente de la empresa, Miguel García, pero destaca haber tenido la vista suficiente como para aprovechar cierres de fábricas en Nueva York que suministraban a los judíos de la Gran Manzana para posicionar su producto.

La visita de los responsables de la firma Kova Quality Hatters, de Nueva York, en los años ochenta porque se habían quedado sin proveedores supuso el punto de partida para que comenzasen a salir de la fábrica los clásicos sombreros que son seña de identidad de la comunidad judía, dentro de una producción artesanal que quiere llegar a las 55.000 unidades de distintos productos a finales de este año.

Nueva York, entre otros, es su destino, aunque con respecto a la Unión Europea, actualmente Reino Unido es el principal mercado de destino: "fabricamos para muchos sombrereros famosos de Londres y otras ciudades", así como para diferentes marcas de lujo de confección, que tienen a su vez, venta internacional, con una sección destinada a sombreros de ala ancha que se envían directamente a Japón.

Cuando se entra en la fábrica se tiene la impresión de estar viendo un perfecto engranaje de personas y maquinaria, que saben lo que tienen que hacer en todo momento, con una exposición previa en los pasillos de la empresa que permite ver cómo eran las máquinas que hace un siglo comenzaron a poner a esta compañía sevillana en el mapa de su sector.

Y todo en medio del enorme mimo que se le pone al producto, ya que los sombreros para los judíos ortodoxos, con medidas muy estrictas, se hacen con fieltro fabricado en Sevilla y no se compra hecho, y para su elaboración se usa pelo de conejo comprado en Portugal o Bélgica, así como pelo de liebre y de castor, y para lijarlos emplean escamas de tiburón.

Para darle dureza al fieltro, que es de una sola pieza, en la fábrica sevillana se le incorpora una goma extraída de un árbol de la India tras la picadura de un mosquito, y una vez terminados los sombreros, un equipo de mujeres les cosen los añadidos, como el ribete o borde, el forro interior, la badana, que es de piel y se puede personalizar, y la cinta exterior.

Cuando el producto está terminado, sólo falta meterlo en una caja y buscar su destino final, culminando un proceso que hace que la previsión de ISESA sea tener este año una facturación que puede rozar los 4,2 millones de euros,

Eso sí, aunque los sombreros para judíos ortodoxos son la estrella de la fábrica, en sus estantes se pueden ver las "mascotas" de toda la vida, los "Panamá" e incluso el inolvidable sombrero que jamás se le caía de la cabeza a Indiana Jones por muchas piruetas que hiciese peleando contra los nazis para recuperar el Arca de la Alianza.

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