Susana Serrano, portavoz de Participa Sevilla en el Ayuntamiento hispalense, ha reclamado este martes medidas de protección para el edificio de la antigua algodonera de Alcosa, una construcción de arquitectura regionalista obra del arquitecto sevillano Aurelio Gómez Millán, el mismo autor del edificio protegido de la antigua plaza de abastos de Puerta de la Carne o del Coliseo de la avenida de la Constitución.
Serrano ha visitado la manzana de la antigua algodonera de la Cooperativa Agrícola Nuestra Señora de los Reyes, situada en el barrio de Alcosa, a petición de la Coordinadora "La FEA", ya que según este colectivo se está destruyendo parte de este edificio que es sin duda "de indudable valor histórico y cultural" para la ciudad.
"Permitir la destrucción de este edificio es renunciar a una parte importante de la historia de la ciudad. La algodonera de Alcosa fue uno de los gérmenes de este barrio y de buena parte de Sevilla Este", según la edil, que ha destacado la importancia de este edificio que llegó a ser la mayor algodonera de Europa allá en los años 60 y, además, supone "un magnífico exponente de la arquitectura regionalista industrial, escasamente conservada".
De esta forma, Participa Sevilla se suma a la denuncia de La FEA ante la "desidia municipal" en la protección de este edificio y recuerda que los suelos en los que se asienta fueron recalificados para la construcción de viviendas. "Ahora el Ayuntamiento puede enmendar algunas de las barbaridades que se cometieron en la época de la burbuja inmobiliaria y proteger correctamente este edificio", ha manifestado la edil.
"DEUDAS PENDIENTES"
"Tenemos una deuda pendiente con el patrimonio industrial de esta ciudad, que está totalmente relegado en cuanto a protección y visibilidad. De ello tenemos numerosos ejemplos, como es la Fábrica de Vidrios de Miraflores o las mismas Atarazanas", ha reconocido la edil de Participa.
En la visita, Susana Serrano se interesó y valoró la propuesta de esta asociación de conservar la parte representativa de dicho edificio, especialmente el edificio de entrada al complejo industrial, para darle un uso cultural y social. "Es un derecho de la ciudadanía que ve como el patrimonio de sus barrios es destruido, convirtiéndose en barrios dormitorio y de escaso valor. La defensa del patrimonio tiene que formar parte de la historia de la ciudad y contribuir a dar valor a zonas periféricas", ha concluido Serrano, que además ha apostado por la participación vecinal en la decisión del diseño y del uso del futuro de este espacio.