Permitan a quien esto firma ahorrarse los prólogos, que vendrán luego, para comentarles que esta es una película inteligente, redonda, sólida, valiosa, pertinente y honesta por muchos conceptos. Porque es comercial, siendo comprometida. Porque es compleja, siendo meridianamente clara. Porque no oculta sus simpatías, pero no renuncia a la objetividad.
Porque es justa, pero no cae en la perversión de la equidistancia. Porque habla de un país y de una sociedad convulsos y multiétnicos en clave muy autocrítica y valiente. Porque no trata igual a los verdugos que a las víctimas, aún mostrando que hay de una y otra condición en todos ellos. Porque apuesta por el diálogo, pero sin solapar las opresiones. Porque revela que la raza, la nacionalidad y la religión están insidiosamente por encima de las leyes.
Porque muestra como un incidente nimio, tras un amago de disculpa, un insulto y una posterior agresión entre dos hombres con diferencias abismales -un cristiano libanés extremista y un palestino en una situación dudosamente legal- y mucho más en común de lo que reconocen, puede convertirse en un tema de Estado.
Porque deja ver a dos mujeres en la sombra de una sociedad patriarcal, mucho más lúcidas y sensatas que ellos. Porque da cuenta de el racismo feroz que hace exclamar a uno de los protagonistas, el refugiado en un miserable campamento: “Somos los negros del mundo árabe”.
Porque registra una justicia partidista y tendenciosa, que, de alguna manera, consagra las represalias. Porque siendo un drama, tiene características también de thriller político y de juicios, sin caer en los clichés. Porque apuesta por el respeto y la reconciliación, pese a los atroces daños sufridos e infligidos. Por esa conclusión, que abre una vía a la esperanza… Producción libanesa de 110 minutos de metraje. Dirigida, y muy bien escrita junto a Joelle Touma, por Ziad Douieri, cosecha del 63, quien debió esperar a que un comité de distintas etnias, ideologías y religiones le diera el permiso para su proyección. Excelentes fotografía y banda sonora, firmadas respectivamente por Tommaso Fiorilli y Éric Neveux. Tiene un reparto muy sólido en el que destacan los dos personajes centrales, especialmente el premiado Kamel El Basha.
Premio del Público en la Seminci vallisoletana, estuvo entre las nominadas al Oscar a la Mejor Película de habla no inglesa.