Espadas aprovechó su reunión en Madrid con la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, para hablar no sólo de lo que más ha trascendido, esos 100 millones de euros que se destinarán a la ya conocida mejora y reordenación del sistema de depuración de aguas residuales de Sevilla, sino también de la rehabilitación energética.
Este tema es una de las obsesiones del alcalde desde sus tiempos en que, como senador, lo planteó en la Cámara Alta y en el que se trasluce su doble condición de antiguo viceconsejero de Medio Ambiente y de consejero de Vivienda de la Junta de Andalucía, y también su actual título de presidente de la Red Española de Ciudades sobre la Adaptación al Cambio Climático.
El alcalde hispalense sostiene, con buen criterio, que como España -y Sevilla no es una excepción- dispone de millones de viviendas que, por haber sido construidas en la segunda mitad del siglo pasado o incluso antes, no cumplen con los requisitos sobre eficiencia energética exigidos por la actual legislación, la aplicación de un programa para su rehabilitación energética supondría una gran oportunidad para la creación de empleo en sectores intensivos en mano de obra como la construcción, los instaladores y las empresas dedicadas al aislamiento térmico.
Como en la doctrina económica de Schumacher de que lo pequeño, simple o sencillo es hermoso, Espadas se basa en la elemental ecuación de que el dinero, mayor o menor, invertido en la rehabilitación de viviendas para la reducción del consumo de energía se acaba amortizando y generando beneficios con el ahorro en la factura de la electricidad que se logra a medio y largo plazos.
En el desierto
Espadas lleva como seis años predicando en el desierto, porque aunque su discurso es plenamente convincente y a todo el mundo le suena bien, hasta ahora no ha conseguido que alguna Administración haga suya sus ideas y apruebe un plan de rehabilitación energética masiva de viviendas o de edificios de cualquier tipo.
Se ha tenido que limitar al ámbito doméstico y público. Por ejemplo, adhiriéndose al plan de la Consejería de Empleo para mejorar la eficiencia energética de 21 colegios de Sevilla (aislamiento térmico exterior, climatización, renovación de ventanas e instalación de nuevos contadores) hasta el año 2020, con una inversión de 13,6 millones de euros, de los que el Ayuntamiento aportará el 10%.
El alcalde no dejó pasar la oportunidad de su entrevista con la ministra para volver a la carga y exponerle un plan para la ejecución de una gran inversión pública -esta vez solicitando fondos a la Unión Europea- en materia de rehabilitación de edificios bajo el amparo del Gobierno de España y de la Federación de Municipios u otra organización municipalista como la Red de Ciudades por el Clima, que él preside.
Espadas siempre está buscando un apoyo externo a sus ideas en materia energética, desde la Junta de Andalucía hasta la Unión Europea, sin percatarse de que en el sexenio transcurrido desde que patentó políticamente la idea está siendo adelantado por la izquierda por otros alcaldes con novedosas iniciativas en la materia y sin necesidad de encomendarse a terceros para llevarlas a cabo.
Energía verde
Por ejemplo, el Ayuntamiento de Madrid cambió las bases de su concurso de suministro de electricidad al exigir que la energía fuera de origen íntegramente renovable, para garantizar que hubiera cero emisiones de dióxido de carbono (CO2) y nula generación de residuos radiactivos, requisito que excluía de entrada a las grandes compañías eléctricas poseedoras de centrales térmicas y nucleares. Gas Natural, Fenosa, Iberdrola y Endesa presentaron un recurso ante el Tribunal Administrativo de Contratación Pública con el argumento de que se vulneraba el principio de igualdad de oportunidades, pero fue desestimado.
La Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia certificó que había 76 comercializadoras que sí suministraban energía 100% verde, y el Ayuntamiento madrileño ha acabado adjudicando el nuevo contrato eléctrico, dividido en cuatro lotes y por importe total de 82 millones de euros, a Holaluz y Nexus y ha abierto una senda que están siguiendo otras corporaciones locales como la de Barcelona y que ahora pretende imitar la de Sevilla.
Empresa propia
A Espadas también le están adelantando el cada vez mayor número de ayuntamientos que han decidido crear sus propias comercializadoras públicas de energía eléctrica. Es el caso de Barcelona Energía, creada por el Ayuntamiento de la Ciudad Condal y que el 1 de diciembre de 2017 superó todos los trámites legales para poder operar en el mercado eléctrico al admitir su inscripción la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Desde el 1 de febrero de 2018, esta empresa municipal gestiona 45 MW de generación pública de energía verde y propia que producen 41 instalaciones fotovoltaicas en edificios propiedad del Consistorio, la planta de valorización energética de San Adrián del Besós y la de aprovechamiento de biogás del vertedero del Garraf. Este conjunto exporta a la red unos 200.000 MWh de energía verde (equivalente al consumo anual de unas 87.000 familias). Barcelona Energía primero suministrará electricidad a los edificios y equipamientos municipales y, posteriormente, a los ciudadanos interesados.
En este sentido, los ayuntamientos de Barcelona, Madrid, Zaragoza, Pamplona y Cádiz han lanzado un manifiesto como ‘Ciudades para una transición energética justa y democrática’, en el que repasan todas las actuaciones que están acometiendo en pro de un nuevo modelo energético y que se resumen en la compra de energía certificada 100% renovable, afrontar situaciones de pobreza energética con recursos propios y promoción del autoconsumo (autoproducción renovable), el ahorro y la eficiencia en sus municipios huyendo de las energías fósiles (carbón, gas y petróleo) y la nuclear.
Sostenibilidad
Y el Ayuntamiento de Madrid acaba de presentar su ‘Hoja de ruta hacia la sostenibilidad energética’ para conseguir en 2030 la autosuficiencia con electricidad de origen renovable en los 1.600 edificios e instalaciones municipales.
Entre las diversas medidas del plan destaca el aprovechamiento del potencial de la producción de energía fotovoltaica en las azoteas de los edificios municipales: se han contabilizado más de 1,2 millones de m2 de azoteas en 900 edificios evaluados, de los que 735.000 permitirían instalar sistemas de producción fotovoltaica, con una potencia instalada de 75 MWp/año y una cobertura del 61% de la demanda de electricidad prevista en 2030. Para alcanzar el 100% de la demanda habría que instalar paneles fotovoltaicos en espacios públicos, aparcamientos municipales y otros, con una inversión de 140 millones de euros.
El gobierno local madrileño se encontró al llegar al poder hace tres años con tan sólo cinco paneles fotovoltaicos municipales. Este año está instalando 89 para empezar a cumplir su Hoja de Ruta energética. Espadas, por su parte, halló al llegar a la Alcaldía 68 paneles de la era Monteseirín instalados sobre todo en edificios públicos pero de los que sólo funcionaban, por falta de mantenimiento, 19 (el 28%).
Aun así eran casi cuatro veces más que los que se encontró Carmena, pero mientras otros ayuntamientos han acelerado en la carrera de la transición hacia un nuevo modelo energético más renovable, en Sevilla seguimos dando pasos vacilantes a pesar de ser la capital del sol.