Pilar está sentada en la puerta del edificio de los sindicatos, en plena plaza del Arenal de Jerez. Lleva una camiseta naranja de la Marea de Pensionistas, de la que forma parte, y que casi le ha servido como pijama durante la pasada noche, que ha pasado en un colchón, en los pasillos del inmueble. “Estoy cansada de que se rían de nosotros”, comenta. Ella es pensionista desde hace 20 años, cuando le diagnosticaron la enfermedad de McArdle, que le impide descomponer el glucógeno, por lo que los dolores musculares le impedían seguir trabajando. Estaba en Mallorca, dedicada a la hostelería, cuando tuvo que dejarlo por prescripción médica. Desde entonces, ha perdido poder adquisitivo. Unos 200 euros, calcula, por lo que ha dejado de tener gastos que antes podía permitirse, como por ejemplo, comer en restaurantes . Su economía ya no se lo permite.
No nos fiamos de las promesas porque no queremos limosnas en forma de bonos, sino justicia social porque vamos en serio“Vamos a seguir en la lucha”, dice Pilar, quien fue una de las 1.000 manifestantes —según los organizadores— que se concentraron en la céntrica plaza jerezana, que los jubilados y pensionistas eligen como lugar para exponer sus reivindicaciones. La primera, que se suban las pensiones conforme al IPC (Índice de Precios al Consumo), así como también que se elimine el copago farmacéutico, que las pensiones de viudedad se mantengan al 100% y que la mínima sea de 1.080 euros. “No estamos para celebrar nada, desde hace años hemos perdido diez de cada 100 euros de pensión mientras la vida sube”, apunta la Marea de Jubilados y Pensionistas de Jerez en unas cuartillas que reparte por la calle.
Los pensionistas critican que, mientras ellos pierden derechos, se celebren actos por la Semana de las Personas Mayores. “Sí pueden celebrar el Día del Mayor los que cobran cientos de miles de euros anuales, como los expresidentes y los consejeros de empresas y bancos que se asignaron millones de jubilación después de arruinar a la Seguridad Social”, añaden. “No nos fiamos de las promesas porque no queremos limosnas en forma de bonos, sino justicia social porque vamos en serio”, agregan.
“Todavía no hemos visto nada”, dice Pilar en referencia a la revalorización de las pensiones prometida por el Gobierno central, que todavía está en estudio. “Queremos que las blinden”, apunta. En su caso, es de los pocos ingresos que entran en su vivienda, con los que ayuda a sus hermanos cuando lo necesitan. “Mi hermano estuvo seis meses en paro y tuve que echarle una mano”, señala. Lo mismo hace Francisco Gómez, conocido como Paco, con el que vive su hijo de 40 años, al que sigue ayudando económicamente porque trabaja “por rachas”.
Paco apoya las propuestas de la Marea de Jubilados. “Estoy reivindicando los derechos de mis hijos y de mis nietos”, señala, animando a los jóvenes a participar en las concentraciones que convocan. Paco se jubiló en 2013, cuando concluyó una vida laboral durante la que ha trabajado mayormente como alicatador. “Ganaba 3.000 euros muchos meses, pero los últimos años estuve como autónomo y me bajó la cotización”, explica, por lo que es mileurista, después de cotizar unos 40 años. La exigencia física de sus empleos, ahora, le pasa factura. “Tengo siete hernias discales y cuatro operaciones”, cuenta, aunque añade que dormirá algún día en el edificio de los sindicatos. “Hay que seguir en la lucha”, mantiene, porque “no se puede permitir que la Corona se suba el sueldo un 1,5% y los expresidentes sigan cobrando del Estado”, enumera, mientras ellos tienen pensiones que apenas les dan para sobrevivir.
“Vivimos en la miseria”, dice Luis, otro de los pensionistas apostado en el edificio de los sindicatos, lo que les lleva a “vivir de la limosna de los demás”, agrega, aunque remata: “De las miserias salen buenas semillas”. Luis también se queja de que los jubilados andaluces son de los que menos cobran del país (una media de 994,75 euros), solo por delante de murcianos (975,64 euros), gallegos (922,49 euros) y extremeños (911,16 euros), según datos recientes del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social. “Del sueldo de un pensionista comen hijos y nietos”, añade Luis, quien considera que deben ser tratados con más respeto.
Josefa, Pepi para los amigos, también ha pasado la noche en un colchón que han colocado en el pasillo del inmueble sindical. “Lo hemos pasado bien”, confiesa, pero no se le olvida a qué ha venido. “Estaremos hasta el viernes, como poco”, cuenta, y añade que, aunque ella no está jubilada, ya que solo ha cotizado unos siete años —puede aspirar a cobrar una pensión no contributiva—, apoya la lucha de la Marea de Jubilados y Pensionistas porque ella y su marido malviven con la pensión de éste último, que ha ido mermando en los últimos años. La Marea de Jubilados y Pensionistas de Jerez, de momento, mantendrá el encierro.