Una Semana Santa tardía como la que acaba de irse tras uno de los inviernos más cálidos que se recuerdan tenía todos los ingredientes para llenar las terrazas del centro e inaugurar la temporada de eventos por la puerta grande para la hostelería. Las expectativas eran altas, y el arranque no podía haber sido mejor, pero las lluvias del miércoles, que encima fueron escasas, partieron la jornada procesional por la mitad. El resultado de esta inestabilidad meteorológica no ha sido, afortunadamente, la ruina de otros puntos del país, pero sí se ha dejado sentir en las ventas respecto al pasado año tal y como apunta a este periódico el presidente de Asunico, Manuel García, que representa a buena parte del sector del centro.
“No ha estado mal, pero sí por debajo del año pasado por el tema del tiempo; no ha acompañado unos días y eso ha hecho un poco de daño a la hostelería. Hay hosteleros -continúa- que están contentos y otros que han tenido cajas por debajo o iguales que el pasado año. La imagen de las terrazas lo decía todo, pues si el tiempo es más veraniego, como ha ocurrido otros años, la gente disfruta más de las terrazas, pero con este tiempo la gente se dedica más a ver paso y a consumir dentro de bares y resturantes, se pierde lo que son los veladores”, añade. No se trata de hablar de una Semana Santa “mala”, insiste Manuel García, pero “podría haber ido mejor”.
Desde Acoje, su presidenta Nela García también lamenta que las lluvias del Miércoles Santo “rompieran el buen ritmo” tras un “inicio espléndido” el Domingo de Ramos. “Las pérdidas de ese día son irrecuperables por esa lluvia que, por otro lado tanta falta nos hace”. De otro lado, desde Acoje resaltan el buen ambiente que se respiró en la Madrugá, que se caracterizó por la ausencia de incidencia y por la presencia de “mucho público”.
Pero dejando de lado el ambiente en las terrazas, la ciudad ha vuelto a suspender en limpieza esta última Semana Santa, a juzgar por las críticas de los residentes del centro histórico y de las propias asociaciones de comerciantes de Acoje y Asunico. Desde Acoje reiteran que llevan dos años reclamando un “pacto por la limpieza” en el que “nos impliquemos ciudadanos, empresa, concesionaria y administración y gestión”, y tienen claro que hasta que no haya una implicación de todos, inclusive la concesionaria “al margen de que se vaya o no” (por Urbaser), y “no se lo teme en serio”, el servicio “no va a remontar en todo lo que tenemos pendiente”. En Asunico reconocen que la ciudad “no ha estado como quisiéramos” y piden que el concurso de la limpieza pública “se resuelva cuanto antes”. “Hay que redoblar esfuerzo para que la limpieza esté al día y si la empresa que ahora mismo tiene la limpieza en sus manos no ha sido la elegida (por Urbaser), evidentemente no va a poner todos los recursos que tenga en su mano, ni se va a esmerar como si tuviera la concesión del servicio, y eso no es bueno para la ciudad, no ayuda, porque los que nos visitan no tienen por qué notar eso. No estamos diciendo que el servicio se haya abandonado, pero podría estar mejor”.