El Ayuntamiento de Cádiz ha adjudicado el contrato para las obras de rehabilitación parcial, reparación y mejoras de las infraestructuras del Baluarte de la Candelaria, inmueble de propiedad municipal que está catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) por el Patrimonio Histórico Andaluz y cuenta también con la catalogación 0-Monumental en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU).
Con un presupuesto de 300.000 euros que se invertirán a cargo del Plan de Inversiones Financieramente Sostenibles (Plan Invierte 2018) de la Diputación de Cádiz, se ha adjudicado a la empresa Rhodas Albañilería en General S.L. El proyecto cuenta con el informe favorable de la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico.
Estas actuaciones se encuentran dentro del Plan Director de Cultura elaborado por la Delegación Municipal de Cultura a partir de los encuentros participativos realizados con diversos colectivos de la ciudad y más concretamente el dedicado a la conceptualización y usos del Baluarte de la Candelaria en el que se replanteó un nuevo modelo de gestión abierto, profesional y participativo para poder así desarrollar todas las potencialidades del equipamiento.
Cabe recordar que las obras se centrarán, principalmente, en la zona de la antigua sala Tía Norica, sin uso en la actualidad por no reunir las condiciones de seguridad exigidas, al encontrarse con daños estructurales de notable consideración causados por la filtración del agua de lluvia que serán reparados mediante las obras previstas.
La zona a rehabilitar del Baluarte es una sola planta de altura, con una superficie construida aproximada de 864 metros cuadrados, y la totalidad del edificio, que fue construido en el año 1.888, tiene una superficie construida de 2.986 metros cuadrados según los datos catastrales. En la zona a reparar se pretende habilitar para sala de usos múltiples en la que se incorporará un nuevo núcleo de aseos y camerinos que son indispensables para el uso pretendido.
En la actualidad, una zona del forjado del local destinado a la Tía Norica se encuentra apuntalada debido a la pudrición en las cabezas de las vigas de madera que conforman el forjado. Esta pudrición es causada por las filtraciones que se producen en el encuentro de la cubierta con los pretiles en la zona de los sumideros.