La tregua comercial entre Estados Unidos y China, acordada a finales de 2018, se quebró este viernes con la imposición por parte del presidente estadounidense, Donald Trump, de nuevos aranceles a importaciones chinas, aunque ambas partes destacaron que las conversaciones continuarán.
"Hubo discusiones constructivas por ambas partes, es todo lo que voy a decir", dijo el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, a los periodistas a la puerta de la Oficina del Representante de Comercio Exterior de EE.UU.
Instantes antes, Mnuchin había despedido con un cordial apretón de manos al jefe negociador chino, el viceprimer ministro Liu He, junto a Robert Lighthizer, el jefe de la parte estadounidense.
Por su parte, Liu aseguró que el diálogo fue "bien" y que continuará en algún momento en el futuro.
Poco después de aterrizar en Washington el jueves, Liu había señalado que vino "a Estados Unidos en esta ocasión, bajo presión, para mostrar la gran sinceridad de China".
Pero las conversaciones a contrarreloj, y una posterior cena de trabajo, no dieron resultado.
Como resultado, la pasada medianoche comenzó a aplicarse la subida de aranceles del 10 % al 25 % a importaciones chinas por valor de 200.000 millones de dólares, después de que Trump reprochara a China haber tratado de renegociar el acuerdo "en el último minuto".
Hasta ahora, esos productos chinos estaban sometidos a un gravamen menor, del 10 %, y el cambio implica que a partir de este momento casi la mitad de las importaciones chinas están sujetas a los aranceles del 25 %, que ya afectaban desde el año pasado a otros 50.000 millones de dólares en bienes del gigante asiático.
"La relación entre el presidente Xi Jinping y yo sigue siendo muy fuerte, y las conversaciones continuarán en el futuro. Mientras tanto, EE.UU. ha impuesto aranceles a China, que puede o puede que no sean eliminados dependiendo en lo que pase respecto a futuras negociaciones", dijo Trump.
No obstante, el mandatario restó urgencia a la situación y apuntó que no hay necesidad de "apurarse" de cara próximos encuentros.
La respuesta desde China, que lamentó "profundamente" la medida, no tardó en llegar.
En un comunicado, el ministerio de Comercio dijo que tendrá que adoptar "las contramedidas necesarias", aunque evitó precisarlas.
China ya ha impuesto aranceles a importaciones estadounidenses por valor de 60.000 millones de dólares.
Desde el Consejo de Negocios EEUU-China, que engloba a las empresas estadounidenses con intereses en el mercado del gigante asiático, se insistió en la necesidad de continuar el diálogo con el objetivo de retirar estas barreras comerciales.
"Cualquier acuerdo sustantivo debe incluir un plan de acción a medida que se realizan progresos para reducir y en última instancia retirar los aranceles que ambas partes han impuesto. Animamos a los negociadores a alcanzar un pacto tan pronto como sea posible antes de que se pierdan más empleo", dijo Doug Barry, portavoz de la asociación empresarial, en declaraciones Efe.
Los mercados financieros, que habían registrado caídas notables durante toda la semana tras la amenaza de Trump de nuevos aranceles, repuntaron levemente el viernes ante la posibilidad de que se retomen las conversaciones en el futuro próximo.
Sin embargo, una vez que cerró la bolsa de Nueva York, Lighthizer, el encargado de comercio exterior de EE.UU., desveló que Trump había dado un paso más y le había ordenado iniciar el proceso para imponer aranceles en el resto de importaciones chinas, un monto valorado en 300.000 millones de dólares.
El jueves, Trump ya había amenazado con esa posibilidad, pero no había ofrecido detalles sobre cuándo se iniciaría el proceso.
En un comunicado, Lighthizer dijo que "en breve" se publicará la decisión en el Federal Register, el diario oficial del Gobierno en el que se difunden leyes, propuestas normativas y avisos públicos.
Tras la publicación, comenzará un proceso de debate público, en el que los estadounidenses podrán proponer cambios a la iniciativa, que entrará en vigor una vez concluya ese proceso, lo que podría producirse como pronto a mediados de junio, según estimaciones de la consultora Eurasia Group.
Hasta ahora, la Casa Blanca ha tratado de proteger de los aranceles a algunos de los productos manufacturados en China más cotizados por los consumidores estadounidenses, como los celulares iPhone o las zapatillas Nike, pero los nuevos aranceles sí podrían afectar a esas marcas.
Las tensiones entre Pekín y Washington han provocado inquietud y dudas sobre la evolución de la economía global.
En abril, el Fondo Monetario Internacional (FMI) presentó sus últimas previsiones de crecimiento global, que redujo en dos décimas respecto a lo calculado en enero, hasta el 3,3 % como consecuencia de los efectos sobre la actividad mundial de la guerra comercial entre EE.UU. y China.
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La tregua comercial EE.UU. y China se rompe pese a esfuerzos finales
Trump inicia un proceso para subir los aranceles al resto de importaciones chinas
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