Científicos de la Universidad de Almería (UAL) y la University College London han diseñado una técnica que extrae 'huellas' de perfumes presentes en un tejido, útil para la investigación forenses de casos como los asaltos sexuales.
Esta herramienta puede aislar e identificar los restos de una misma fragancia o de un producto de higiene personal en dos prendas que han entrado en contacto. A partir de la respuesta química sobre las fibras de la ropa, estos expertos son capaces de reconocer, por ejemplo, si el agresor vestía algodón o una pieza sintética, según explica en una nota Fundación Descubre.
El proceso sigue tres pasos. El primero consiste en extraer de la muestra y concentrar las sustancias volátiles, es decir, aquellas que a temperatura ambiente se evaporan y dan la sensación de olor. A continuación, se separa cada una de estas sustancias para evitar interferencias entre sí.
Por último, los investigadores analizan la estructura química de los distintos compuestos para conocer cuáles están presentes en el tejido, en qué cantidad y confirmar si existen coincidencias.
Para la validación de este procedimiento, el equipo de científicos se ha centrado en los químicos más comunes en la composición de los perfumes: pineno, limoneno, geraniol, linalool, eugenol y brasilato de etileno pero el estudio puede considerar cualquier volátil.
"Hemos encontrado trazas incluso después de dos días y con un contacto de apenas diez segundos entre las prendas, lo que da señal de una metodología fiable, robusta y sensible", señala el coautor del trabajo, Francisco Javier Arrebola, miembro del grupo 'Química analítica de contaminantes', liderado por Antonia Garrido en la Universidad de Almería.
Este procedimiento de análisis es, según estos expertos, extrapolable a los laboratorios de criminalística forense. "Si bien se trata de una instrumentación específica, son comunes en el trabajo de estos profesionales. Aún así, hay que comprobar y adaptar el proceso a las condiciones de cada espacio para que sea fiable", señala el investigador. Los resultados se detallan en el artículo 'Fragrance transfer between fabrics for forensic reconstruction applications' publicado en la revista Science and Justice.
IDENTIFICAR EL ORIGEN
El estudio aborda la transferencia de perfumes atendiendo a tres variables: el tiempo que lleva en la prenda del agresor, la duración del contacto con la víctima y el tipo de tejido. Por ello, una pieza fundamental de este método es cruzar la información química con un software estadístico. Esto permite distinguir los resultados posibles según el comportamiento de estos aromas y señalar la respuesta más óptima.
Cada fragancia tiene su propia composición y en ella los compuestos que le otorgan su olor característico pueden ir acabando en el aire más rápido o más lento. Un factor donde, además, entra en juego la tela donde se rocía.
Las fibras naturales, como el algodón o la lana, tienen mayor capacidad de absorción, por lo que retienen más cantidad de líquido que una fibra sintética como el poliéster o el nylon. Esto hace que, al contacto con otra ropa, la transferencia sea mayor en las mismas condiciones de tiempo.
Los distintos análisis realizados en el trabajo componen una matriz que da información relevante sobre el origen del perfume. "Analizando la prenda de la víctima podemos saber si el agresor, por ejemplo, llevaba un tejido vaquero aún cuando habían pasado bastantes horas desde que se había perfumado", apunta Arrebola. Un recurso útil, señala, para contribuir y complementar la labor de investigación policial.
Este estudio, del que también es coautora Simona Gherghel, investigadora de la University College London, ha contado con financiación del Consejo de Investigación de Ingeniería y Ciencias Físicas (EPSRC, por sus siglas del inglés) de Reino Unido.