La consejera de Fomento, Infraestructuras y Ordenación del Territorio, Marifrán Carazo, ha informado del “excelente estado de salud” que goza el puente del Alamillo, que en estos meses se ha sometido a su primera revisión completa desde su inauguración con motivo de la celebración de la Expo 92, hace cerca de 28 años. Esta inspección especial, que estaba prevista para cuando el puente alcanzara los 30 años de edad, se ha adelantado para garantizar el correcto mantenimiento de esta estructura y, muy especialmente, determinar el estado de los tirantes, que es uno de los elementos más sensibles para la estabilidad.
El informe final de la inspección concluye que se han encontrado una estructura en un adecuado estado de conservación. “El puente del Alamillo es un puente seguro, con lo que se cumple el cometido que se había marcado la Consejería con esta revisión, que era garantizar la seguridad de los usuarios que a diario circulan por esta carretera”, ha afirmado Marifrán Carazo, que ha recordado que estos trabajos no sólo sirven para el presente, sino para plantear un seguimiento detallado de su conservación en el futuro.
Las distintas operaciones de inspección se han desarrollado con empresas punteras en la conservación de puentes atirantados, tecnologías de tirantes y consultoría general. Además, se ha llevado a cabo, por primera vez en España, ensayos con el uso de robots trepadores, que permiten la auscultación continua del tirante con un rendimiento muy alto. De hecho, el uso de estos robots, unido a técnica de trabajo vertical, ha permitido que la inspección se haya realizado sin causar molestias al tráfico rodado y peatonal que usa a diario el puente del Alamillo.
La revisión se ha practicado a la totalidad de los tirantes. Se han inspeccionado los anclajes inferiores y superiores y la longitud libre de los tirantes, además de verificar el estado de todas las vainas de protección. Además, se ha medido la tensión y las frecuencias mediante el método de la cuerda vibrante. También se ha llevado a cabo el ensayo magnético inductivo (MFL) sobre nueve tirantes, que han sido seleccionados tras los resultados obtenidos en la primera fase de los trabajos. Esta última prueba permite detectar la rotura de alambres en la sección completa del tirante. Por último, se ha aprovechado este chequeo al puente para llevar a cabo una nivelación de precisión del tablero.
La inspección especial, que ha contado con un presupuesto que ha rondado el medio millón de euros, ha venido acompañado de trabajos de consultoría que han no sólo han evaluado el estado de los tirantes, sino también han servido para marcar los criterios y dotar de medios para trabajar sobre el puente e interpretar su comportamiento futuro. Para ello, se ha elaborado un modelo de cálculo paramétrico de control del puente, que permite evaluar la respuesta estructural general del puente del Alamillo en hipotéticos escenarios de variación de la fuerza de los tirantes. “Con estos datos, se ha actualizado el manual de conservación del puente del Alamillo, que permitirá un adecuado seguimiento y servirá de guía para ayudar a extender su vida útil con todas las garantías”, ha remarcado Marifrán Carazo.
El manual de conservación del puente del Alamillo establecía la necesidad de que se llevaran a cabo inspecciones periódicas cada cinco años a algunos elementos del puente. Todas esas revisiones parciales, que se practicaron en 1999, 2002, 2011 y 2016, resultaron satisfactorias. Sin embargo, no se había realizado hasta la fecha ninguna inspección completa de la obra de Santiago Calatrava, que en un mes los 28 años.