A los españoles nos empieza a alarmar más la gestión del gobierno que la alarma del propio virus. Ésa es la sensación que me transmiten muchos amigos a través de mensajes al móvil. En estos momentos nos encontramos en un pico, peo no en el que el ministro de Sanidad semana tras semana nos avisaba que estaba llegando con respecto a la curva epidemiológica, sino en el pico de la montaña de la crisis económica, que puede tener una bajada abrupta o suave dependiendo de las medidas que se tomen de forma inmediata. Inmediatez, adjetivo ajeno a la gestión de la crisis sanitaria por el mando único. Este Gobierno hizo oídos sordos a la OMS y al ejemplo del gobierno de Corea, un país al que podíamos compararnos por tamaño de población y esperanza de vida. Ellos lo tuvieron claro: test, test y test. Cuatro letras que han servido para salvar miles de vidas y que han salvado también su economía. Cada sábado me he sentado a escuchar al presidente Sánchez en busca de esas cuatro letras. Semana tras semana, minuto tras minuto, obviedad tras obviedad, pasaba su intervención sin que aparecieran las ansiadas palabras, test masivos. Este martes, en la comparecencia de Ábalos en Comisión, uno de los cuatro ministros que está en el núcleo duro de la gestión de la crisis, nos aclaró a todos que los test…no curan.
Por eso, porque es un sentir popular, ha llegado la hora de dejar a las autonomías que empiecen a gestionar su territorio. Nadie como los presidentes de cada región para conocer sus debilidades y fortalezas. Tras semanas de reuniones, el propio Sánchez les informaba de la rueda de prensa del día anterior, demostrando la nula gana de cooperación y de trabajo en equipo con las regiones. Escasa lealtad institucional del Gobierno central, que la pide, pero que no da. La lealtad siempre, también la institucional, ha de ser bidireccional. Las autonomías que llevan cuarenta años gestionando su territorio, sólo exigen el presupuesto necesario para poder mejorar el plan de desescalada ofrecido por Sánchez. Del dinero prometido, no ha llegado un euro a Andalucía. Hasta el socialista Lambán se queja de que “la liquidez no llega con celeridad”. La liquidez no llega a las autonomías, pero la confiscación de los fondos para la formación de los parados en Andalucía, ahora que se empezaban a utilizar de forma correcta, han sido expropiados de forma veloz.
Rapidez y decisión fueron las claves del éxito coreano, y desde Andalucía se han seguido a conciencia durante esta crisis, y serán también las guías de la alianza para el impulso de nuestra tierra. Apoyo a los autónomos, avales a las empresas y la prioridad en el ámbito social. Más de 45 millones euros para paliar el impacto inmediato que traerá la crisis. Diez millones y medio, para la renta mínima, (señor Iglesias, deje de perder el tiempo, que ya existe y funciona desde hace años en Andalucía), y una eficaz ayuda al alquiler para los mas vulnerables.
Este Gobierno ha tenido durante cuarenta y cinco días un poder como mando único excepcional en la historia de nuestra democracia, otorgado por una oposición leal con España. Cuarenta y cinco días tras los que debe de llegar ya, la hora de las autonomías.