"Me impresiona ver cómo se dejan la piel los compañeros de las UCIs, y su capacidad de trabajo y adaptación”. Ana Laura Ortega Granados lleva 17 años como oncóloga del Hospital de Jaén, pero admite que nunca antes había vivido, ni siquiera imaginado, una crisis sanitaria como la provocada por el coronavirus. Como ella, centenares de profesionales, desde médicos a enfermeros, pasando por técnicos, celadores, limpiadoras o administrativos, representan los rostros que han tenido que combatir la pandemia en primera línea de fuego. El personal sanitario es el más castigado por el virus, con cuatro fallecidos en Jaén, tres médicos y un enfermero.
“El hospital ha cambiado de arriba abajo durante este tiempo para poder atender a los pacientes y, tras la incertidumbre inicial, creo que se ha adaptado a la situación con rapidez”, explica Ana Laura Ortega. “Aprendo a diario de los compañeros de Neumología, Infecciones y Medicina Interna, quienes fueron los primeros en enfrentarse a esta enfermedad, y he tenido la suerte de trabajar con todos ellos y otros muchos compañeros, un equipo que rema en una misma dirección”. Y no se cansa de elogiar “el esfuerzo y profesionalidad” de los médicos residentes, de las enfermeras y de las TCAEs, que “están dando todo por los pacientes”. “Alguno de mis compañeros y amigos, que han estado enfermo por Covid-19 sentía estar de baja por no estar colaborando”. Otro aspecto que, dice, la tiene conmovida, es la preocupación sincera de los pacientes. “En estos días, al despedirnos en la consulta, echo de menos estrechar la mano o con algún otro gesto de contacto físico. Y me emociona que muchos de ellos muestren su afecto diciéndonos: cuidense mucho ustedes”. Pero si hay un momento especialmente doloroso en toda esta crisis es la soledad de los pacientes y el hecho de que las familias no puedan despedirse de sus seres queridos. “No me acostumbro a la separación física a la que obliga esta enfermedad. Estamos habituados a acompañar a nuestros seres queridos. Y que algunas personas no se hayan podido despedir de sus familiares, me ha hecho sentir impotencia”, señala, apesadumbrada, esta oncóloga. Para paliar esta situación se está intentando impulsar un sistema de videollamadas. .
Tampoco esquiva el debate sobre la supuesta falta de medios de protección entre el personal sanitario “El miedo a lo desconocido nos invadió en los primeros días, miedo de contagiar a nuestras familias y amigos, a nuestros pacientes, y de contagiarnos nosotros mismos. Actualmente, conocemos mejor la infección y disponemos de más medios que al principio”. En esa línea, Ana Laura Ortega reconoce que en más de una ocasión temieron lo peor y que se desbordara la situación hospitalaria. “Tuvimos varios días con muchísimos ingresos, muchos pacientes graves, y además, en Jaén tenemos un hospital repartido en cuatro edificios con tres localizaciones diferentes, una separación geográfica que es una gran desventaja logística”, apunta Ortega agradece también el aliento que reciben cada día de la ciudadanía. “El primer día de aplausos reconozco que me emocioné, aunque en los días siguientes ya me dio un poco de reparo. Mi reconocimiento lo recibo a diario con mis pacientes y compañeros. Hay muchos trabajadores que han seguido con su rutina, y han estado expuestos, y quienes se han quedado en casa y han cumplido las indicaciones también se merecen esos aplausos”. A pesar de que el número de contagios ha descendido en los últimos días, Ana Laura Ortega llama a no bajar la guardia. “No pienso que la presión sanitaria haya remitido. Seguimos conviviendo con la infección y seguimos recibiendo a nuevos pacientes. Y además, siguen existiendo otros problemas de salud a los que atender. Para controlar la pandemia hay que seguir teniendo las precauciones de higiene y distanciamiento y ser responsables todos”. A partir de ahora, agrega, considera “fundamental” el trabajo desde la Atención Primaria.
A modo de conclusión, Ana Laura Ortega cree que esta crisis debe dejarnos varias reflexiones: “He aprendido que la colaboración y el trabajo en equipo es fundamental para poder avanzar. Confío de nuevo en que la ciencia y la investigación, que son una manifestación de la capacidad de mejora y superación del ser humano, nos lleven a desarrollar tratamientos y herramientas que nos permitan convivir con esta y otras enfermedades con menos sufrimiento. La experiencia que estamos viviendo nos demuestra lo necesario que es crecer en investigación. Esta pandemia nos ha enseñado que de la investigación depende nuestro futuro”.